Siete de cada diez niñas egipcias son víctimas de mutilación genital

- Solo en África dos millones sufren esta práctica cada año

MADRID
SERVIMEDIA

El 70% de las niñas egipcias sufren la mutilación parcial o total de sus genitales, según recordó este lunes la ONG Plan, con motivo del día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina (MGF).

De acuerdo con esta organización, solo en África dos millones de mujeres aproximadamente son víctimas cada año de esta práctica, vigente en al menos 28 Estados de dicho continente. Se realiza también en otros países de Asia y Oriente Medio y afecta a todos los niveles sociales y educativos.

Asentada en Egipto desde hace 30 años, Plan desarrolla campañas de sensibilización dirigidas a familias, mujeres y líderes locales, y promueve programas de capacitación laboral para dar una salida profesional a las comadronas encargadas tradicionalmente de llevar a cabo la ablación.

La MGF está prohibida en Egipto desde 1998 con penas de hasta dos años de cárcel, aunque en amplias zonas del país esta ley es desconocida o ignorada. Según Plan, está especialmente extendida en las zonas rurales del sur, donde el índice de pobreza y analfabetismo es mucho mayor.

Tradicionalmente se ha vinculado la MGF con la religión, pero esta práctica en realidad es una costumbre cultural que apoyan las mismas mujeres y el conjunto de la comunidad, bajo la creencia de que una niña que no ha sido mutilada “es impura y no podrá contraer matrimonio”.

VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

Naciones Unidas reconoció la ablación total o parcial de los labios vaginales y el clítoris como un problema de salud y una violación de los derechos humanos en 1996.

Entre otros, causa problemas de salud durante la menstruación y el parto, provoca infecciones frecuentes del aparato urinario y genera graves trastornos psicológicos para la mujer durante toda su vida.

Según Plan, la MGF “es una práctica muy arraigada”, con lo que “para que el cambio sea real debe venir de dentro de las comunidades”.

La organización trabaja así con grupos locales en los que médicos e incluso hombres religiosos explican a las mujeres cuáles son los efectos fisiológicos y psicológicos de la práctica en las niñas. “Una vez que las mujeres tienen toda la información, son ellas mismas las que deciden detener la tradición”, concluyó Plan.

(SERVIMEDIA)
06 Feb 2012
AGQ/caa