Consumo

Garzón dice que el acuerdo de la COP26 es “menos ambicioso” de lo que le hubiera gustado y “refleja el enorme poder de los lobbies”

MADRID
SERVIMEDIA

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, lamentó este jueves que la COP26 concluyera con un acuerdo “mucho menos ambicioso de lo que nos hubiera gustado a muchos por la magnitud de los retos, por las reflexiones y las evidencias científicas acumuladas durante tanto tiempo” y que, a su juicio, “representa y refleja, en gran medida”, el “enorme poder que siguen manteniendo determinados lobbies o grupos transnacionales” que están, “probablemente, muy vinculados o son directamente partícipes de la industria fósil”.

Así lo defendió durante la inauguración del seminario organizado por su departamento en torno al ‘Índice de reparabilidad: una herramienta en favor de la economía circular y contra la obsolescencia’, que se presenta como un etiquetado destinado a simplificar y sintetizar la información sobre el grado de reparabilidad de los productos eléctricos y electrónicos, en la que aseveró que dichos grupos de presión “han impedido, de alguna manera, que una propuesta más ambiciosa pudiera salir hacia adelante”.

Con todo, reconoció que se han producido “avances” y que hay “elementos positivos dentro de ese acuerdo y elementos que nos empujan a no tirar la toalla”. “El reto, sumamente importante, del cambio climático exige mayor determinación por parte de todos los países, las sociedades y las personas”, agregó, para urgir a “reducir de una manera mucho más acelerada” las emisiones de gases de efecto invernadero, pero sin “caer en la ecoansiedad”, sino utilizando los “instrumentos a nuestra disposición para contribuir de manera eficaz a mitigar los efectos del cambio climático y de la triple crisis”, en referencia también a la contaminación y la pérdida de biodiversidad.

“Estamos hablando de un modelo de producción y consumo que está siendo claramente insostenible y necesitamos tomar medidas para cambiarlo”, sentenció, al tiempo que aseguró que en España “tenemos la constatación triste y lamentable de cuáles son ya los efectos del cambio climático”. “Tenemos que ser especialmente sensibles, ya no solo por una razón general o abstracta, sino muy concreta”, afirmó, consciente de que, ”lo que no podemos permitir, especialmente como afectados directos, es que nuestra tierra se convierta en un desierto inhabitable”, dado que “esa realidad ya no es ni de medio ni de largo plazo, sino que es inmediata, es ya de actualidad”.

“Aunque hayamos conseguido acuerdos y avances, hace falta que miremos más el timón para evitar chocar con el iceberg. Hace falta que seamos capaces de corregir este rumbo, no solo por las generaciones futuras, sino también por las generaciones actuales”, espetó, convencido de que el planeta "tiene límites y solo seremos capaces de vivir si construimos instituciones, y en particular una economía y un sistema que decide, que delibera sobre qué se produce, cómo se consume y cómo se distribuye dentro de los límites del planeta”.

“Salirse de esa idea significa entrar en desequilibrios que son insostenibles y este es, precisamente, el momento en el que nos encontramos, ante desequilibrios sociales, ecológicos, que explican gran parte de estas consecuencias”, valoró, para defender que ”no podemos regirlo todo a la eficiencia productiva, sino que tenemos que situar esos parámetros de mejora tecnológica, innovación y de mejora económica siempre dentro de los límites del planeta”.

IDEA ERRÓNEA

El ministro de Consumo, economista de profesión, criticó que desde este ámbito se haya trasladado a la sociedad la “fantasía” de que los recursos “eran infinitos” y la “idea errónea de que se podían seguir manteniendo estos niveles de actividad, de consumo de materiales y de energía, de emisión de gases de efecto invernadero de manera ilimitada”. “Ya somos cada vez más conscientes de la necesidad de readaptarnos y esa readaptación va a contar con la tecnología, con la innovación, con el tejido empresarial, con la sociedad civil, porque se trata de una cuestión transversal”, explicó, puntualizando que los “efectos” de esta “triple crisis” son “especialmente graves entre las regiones, las personas y las familias más vulnerables” y exigiendo un “cambio de paradigma”.

“El viejo paradigma, el de la irresponsabilidad frente a las consecuencias climáticas, era un paradigma de modelo lineal, de extracción de recursos permanente, de emisión de residuos y de gases de efecto invernadero asociado a un modelo de consumo de comprar, usar y tirar”, subrayó, para reivindicar el “nuevo paradigma de la economía circular, que permita que el modelo de producción y consumo se sitúen dentro de esos límites biofísicos del planeta” frente a la actual ”dinámica insostenible" que, a su entender, "estamos a tiempo de corregir”.

“No es posible imaginar un modelo de sociedad alternativa si no somos capaces también de cambiar nuestros hábitos de consumo y está claro que no habrá cambio de paradigma si, además, no hay un acompañamiento de los cambios de hábitos de consumo”, añadió, defendiendo los “incentivos” que establece su gabinete para que los hábitos de consumo “vayan cambiando hacia ese nuevo paradigma" en el que se “inserta” el índice de reparabilidad, que presentó como “una herramienta y un instrumento adicional para cumplir con estos objetivos y consistente con la nueva agenda del consumidor de la Comisión Europea”.

(SERVIMEDIA)
18 Nov 2021
MJR/clc