En su carta, PETA se ofrece a comprar para el pueblo bolas enormes pintadas parecidas a toros para una carrera al estilo de Indiana Jones, llamada 'boloencierro', que, según la organización, "está ganando popularidad en pueblos españoles que ya han dejado a un lado el cruel y violento evento que involucra toros vivos".

Con el 'encierro con bolas', los asistentes al festival corren frente a las esferas rodantes y tratan de mantenerse fuera de su camino. PETA señala que las pelotas llegan a "velocidades altas" mientras ruedan, pero no suponen el riesgo de lastimar ni cornear a los participantes.

"Este hombre no fue el primero en morir en un encierro de toros y, a menos que Onda acabe con este cruel espectáculo, tampoco será el último", apunta Elisa Allen, directora de PETA, quien subraya que esta organización "está lista para ayudar al pueblo a organizar una fiesta divertida y apta para familias que sea respetuosa con los toros y los participantes por igual”.

Más de 125 localidades españolas rechazan acoger espectáculos taurinos, según PETA. "En los festivales como Fira d’Onda, los toros son sometidos a la confusión, terror y riesgo de lesionarse al estrellarse contra barreras y muros, de caer y fracturarse las piernas o de chocar unos contra otros", apunta.