Madrid. El tribunal considera el asesinato de Palomino un crimen ideológico
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El asesinato de Carlos Palomino fue un crimen ideológico. Así lo establece la Audiencia Provincial de Madrid en la sentencia por la que condena a 26 años de prisión al ex militar Josué Estébanez, de ideología “extrema derecha”, una pena en la que el tribunal ha tenido en cuenta el “agravante de discriminación ideológica” que tuvo el crimen.
La sentencia hecha pública hoy destaca la “la intransigencia y desprecio contra las personas de pensamiento opuesto” demostrada por Estébanez en el asesinato así como la “ausencia de síntomas de arrepentimiento” y la “actitud impasible” que demostró el acusado durante el juicio.
En concreto, los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Madrid han encontrado a Estébanez culpable de un delito de asesinato, otro delito de homicidio intentado y una falta de lesiones. En cambio, el tribunal le ha absuelto de los delitos de tenencia ilícita de armas y de amenazas de los que estaba acusado.
Además de los 26 años de prisión, el ex militar deberá indemnizar con 92.257 euros a la madre de Palomino, María Victoria Muñoz, y con 67.096 euros al padre. La Fiscalía pedía 29 de prisión para Estébanez mientras que la familia de Palomino solicitaba 37 años de cárcel para el acusado.
El asesinato de Palomino tuvo lugar en la estación de metro de Legazpi, en Madrid, el 11 de noviembre de 2007. El tribunal considera probado que Estébanez, al que atribuye una ideología de “extrema derecha”, se dirigía a una manifestación de la organización neofascista Juventudes de Democracia Nacional
Al llegar a la estación de metro de Legazpi en un convoy de la línea 3, el acusado observó “que en el andén se encontraba un grupo superior a cien de jóvenes, que por su apariencia externa identificó como de ideología antifascista, los cuales iban a tratar de boicotear la referida manifestación”, relata la sentencia.
“Antes de que el tren se detuviese, sacó su navaja al tiempo que bostezaba, yendo tranquilamente a situarse junto a una de las puertas del vagón, ocultando la navaja abierta, esperando a que entrasen algunos de los citados jóvenes para agredir a cualquiera de ellos con el menor pretexto por su enfrentada divergencia de pensamiento”.
Uno de esos jóvenes era Palomino, quien al entrar en el vagón se cruzó con Estébanez y le preguntó sobre la sudadera que portaba, de una marca utilizada habitualmente por los neonazis. Sin mediar palabra y de forma fulminante, el militar “le asestó una fuerte puñalada en el tórax” que le alcanzó el corazón y le provocó la muerte.
Tras el apuñalamiento, el condenado recorrió el tren de manera amenazante, blandiendo la navaja, haciendo en repetidas ocasiones el saludo fascista y profiriendo contra los “antifascistas” frases como “guarros de mierda, os voy a matar a todos” o “Sieg Heil”, una expresión utilizada en la Alemania nazi. En su huida, Estébanez apuñaló a otro joven, aunque en el forcejeo no pudo acertarle plenamente.
El tribunal de la Audiencia Provincial de Madrid, presidido por el magistrado Alejandro Benítez López, considera la agresión de Estébanez fue realzada “de forma plenamente voluntaria y con la consciencia, no sólo probable, sino absoluta, de acabar con su vida”.
La sentencia explica que Palomino no pensó que el militar le pudiera agredir, además de por no percatarse de que iba armado, “por la impulsividad propia de su adolescencia y la confianza que suponía la presencia un nutrido grupo de amigos y personas de posiciones próximas a la suya”.
(SERVIMEDIA)
19 Oct 2009
DCD/MAG/LMB/isp