En este congreso quedó demostrado que los bebés detectan los sabores del líquido amniótico, lo que puede "programar" posteriormente sus preferencias ante la comida.

"Las últimas investigaciones han demostrado que los bebés pueden detectar los sabores del líquido amniótico y de la leche materna y que estas experiencias pueden 'programar' posteriormente sus preferencias ante la comida", aseguró ladoctora Julie Mennella, de la Universidad de Filadelfia, en Estados Unidos.

Por ejemplo, el bebé que ingiere sacarosa se acostumbra a los gustos dulces y en el futuro será un adulto goloso, lo que podrá tener consecuencias negativas para su salud(aparición de caries o de diabetes).

El simposio, denominado "Planificación nutricional: implicaciones en la alimentación infantil", reunió a expertos de 21 países para analizar las consecuencias de la alimentación infantil en la edad adulta.

Así, los especialistasdebatieron sobre las recientes investigaciones que demuestran cómo los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (LCP), presentes en la leche materna y en la de fórmula, tienen efectos beneficiosos en la presión sanguínea en la edad adulta.

El doctor Rudiger Von Kries, de la Universidad de Munich en Alemania, aseguró en este sentido, que "cuanto mayor sea la concentración de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga en la leche materna, más beneficioso puede ser para la presión arterial en la edad adulta".

La deficiencia de hierro en los primeros años de vida y sus consecuencias negativas en el desarrollo cognitivo fue otro de los aspectos abordados en el simposio, organizado por la compañía de alimentación infantil Numil Nutrición.

El doctor Yvan Vandenplas, de la Universidad de Bruselas, afirmó que "se ha demostrado que los niños con deficiencia de hierro ven reducidas sus capacidades intelectuales y padecen cambios de conducta.

Los expertos debatieron además sobre los hábitos de las madres y los padres de hoy en día respecto a la alimentación de sus hijos y las tendencias que existen en los distintos países y concluyeron que pese a que los hábitos alimenticios están muy estandarizados en toda Europa, en España se consume menos leche, aunque la dieta española sigue siendo más rica en fruta que en otras naciones.