Entrevista

Antonio Pampliega, corresponsal de guerra y autor de ‘Flores para Ariana’: “Afganistán es un país maravilloso gobernado por sombras”

MADRID
SERVIMEDIA

El periodista Antonio Pampliega ha cubierto guerras en Afganistán, Siria, Irak o Somalia, entre otras, y hace seis años, en 2015, le secuestro Al Quaeda en Siria y permaneció retenido durante casi 300 días.

Acaba de publicar su primera novela ‘Flores para Ariana’ (Cross Books, sello de la Editorial Planeta), cuya protagonista, una niña de Kabul, vive en un entorno marcado por la guerra, los enfrentamientos familiares y el terror que impone el régimen talibán.

“Afganistán es un país maravilloso gobernado por sombras” y en él “hay personas que te acogen con los brazos abiertos a pesar de no tener nada, mientras que los talibanes lo que hacen es meter oscuridad en el mundo”.

Especializado en conflictos bélicos y crisis humanitarias, el autor comenzó a escribir la historia en una celda en Siria, donde estuvo secuestrado por Al Qaeda durante diez meses en 2015.

Siempre había querido escribir ficción y desde su primer viaje a Afganistán en 2010 tuvo claro que quería hablar sobre una niña afgana. Explica que su motivación era escribir sobre aquellas jóvenes y niñas a las que entrevistó y que “le regalaron sus historias”, pero no encontró el momento hasta que estuvo en la cárcel donde le permitían escribir “para matar el tiempo”. Allí le daban “cuadernos y un bolígrafo que le duraba una semana, “cuando se me acababa la tinta, me entregaban uno nuevo”.

De esta forma nació la historia de Ariana, un personaje de ficción que bebe de la realidad de seis mujeres afganas que le contaron sus experiencias de vida. Pampliega dice que “quería escribir una novela dirigida al público juvenil para que supieran la suerte que tienen de haber nacido donde han nacido y que hay otros jóvenes que viven situaciones totalmente diferentes”; y es que “hay un mundo que les es ajeno a los jóvenes occidentales” que, a su juicio, “es obligatorio que entiendan porque el mundo no es como se lo hemos pintado. En muchos países no existen los finales felices; y Afganistán es uno de ellos”.

Sobre la construcción de la historia, destaca que meterse en la cabeza de Ariana “fue complicado", sobre todo porque no quería dibujar "a una niña ñoña. Hay que entender que las mujeres afganas tienen una fuerza que hay que plasmar porque todo lo tienen en contra: la sociedad, las costumbres, las tradiciones. Y a pesar de ello son mujeres guerreras. Ariana tiene 14 años y es mucho más madura que jóvenes de 23 en otros países, pero es que así son las niñas afganas”.

La ficción, relata, “te da la posibilidad de crear un universo. Te da unas herramientas que no tiene la no ficción”, las cuales utilizó para “darle voz a quien no la tiene, a todas esas mujeres que son anuladas” y que conoció en los siete viajes que ha hecho a Afganistán hasta el momento.

“VAN A HACER LO MISMO”

También alude a su intención de denunciar a los talibanes y de expresar a los lectores que “los talibanes que en 2021 se hicieron con el poder son los mismos que estaban en 1996 y que van a hacer las mismas cosas”.

Sobre este asunto agregó que “si nacer mujer en Afganistán antes era duro, ahora con los talibanes es mucho peor. Ahora a los 10 años dejas de ir al cole y te convierten en una vasija. Con suerte te van a pegar y con mala suerte igual acabas apedreada”.

Por ello, Pampliega describe a Ariana como “valiente, porque se enfrenta a un país donde el patriarcado y la cultura va en contra de las mujeres y las desafía".

En cuanto a las flores que están presentes a lo largo de la novela, el autor sostiene que representan la libertad. “A los afganos les encantan las flores. En ese país donde las mujeres no pueden salir a la calle tienen jardines donde pueden quitarse el burka y oler las flores. Hay un sitio así en Kabul que se llama ‘El jardín de las mujeres’ donde solo pueden entrar mujeres. Además, casi todas las casas tienen jardines”. Y añade que “en un país tan oscuro, la flor —y además el nargis, esa flor afgana que tiene muchísima vida—, es un símbolo de esperanza; puede haber belleza en medio de Afganistán y ese caos”.

Por otra parte, el autor confesó que en su opinión “el español ha perdido un poco la perspectiva de quién es y de dónde viene. En los años 30 tuvieron que huir de una guerra como hoy lo hacen los afganos, es decir que España es un país de emigrantes. Sin embargo, ahora estamos recibiendo a migrantes pero no los acogemos con los brazos abiertos. Es gente que no viene a robar, nadie quiere huir del país en el que nace”.

Por ello, cree que el libro “llega en un buen momento para que la gente sepa que tantas historias de violencia son reales. Tienes ingenieros, periodistas, gente muy válida que durante estos 20 años se han formado para sacar al país adelante para terminar en las manos de unos señores que solo han leído un libro en su vida: el Corán”.

(SERVIMEDIA)
20 Oct 2021
XSF/gja