Según explicó el Ejecutivo, durante el mes de agosto, ante la situación de crisis surgida en Afganistán por el avance de los talibanes, “fue necesario lanzar de forma inmediata una operación de rescate de colaboradores afganos y sus familiares”, desde el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai de Kabul hasta el ‘hub’ desplegado en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid.

El personal evacuado era transportado en aviones A400M del Ejército del Aire hasta Dubái, como primera escala en su tránsito hasta España. Para que los vuelos militares pudieran seguir operando entre Dubái y Afganistán, para evacuar al mayor número de colaboradores posible, fue necesaria la contratación de “un servicio extraordinario de transporte” de esas familias desde Dubái hasta España.

Las previsiones del número de personas a evacuar eran de más de 1.200, una cifra inferior a las 2.206 personas que acabaron llegando a España en medio de la retirada de Estados Unidos del país asiático y la instauración del Califato en Afganistán.

La 'operación Antígona’ se aceleró ante el cambio drástico de la situación de seguridad en Afganistán, el pasado día 16 de agosto, en el marco de la operación de la OTAN ‘Resolute Support’, lo que llevó a la rápida evacuación del personal nacional y afgano identificado, desde el momento de su concentración en el Aeropuerto Internacional de Kabul hasta su llegada a España. La operación se realizó por el Ministerio de Defensa en coordinación con las autoridades designadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y los demás departamentos con competencias, para garantizar el control administrativo y sanitario, el embarque y el aerotransporte hasta España de los evacuados.

España puso “todos los medios necesarios” para intentar evacuar al mayor número posible de sus antiguos colaboradores, ofreciéndose como centro de acogida temporal y de tránsito para los demás países de la Unión Europea, para los cooperantes de la OTAN y también para los de los Estados Unidos.

La evacuación se basó en diferentes rotaciones aéreas de aviones Airbus 400M, con personal de apoyo del Ejército de Tierra, del Ejército del Aire y de los Cuerpos Comunes de las Fuerzas Armadas. Se realizó un puente aéreo desde Dubái hasta el Aeropuerto de Kabul y regreso, con los referidos aviones operativos Airbus 400M. Posteriormente, el traslado continuó desde Dubái hasta España con aviones del operador logístico Air Europa contratado por el Ministerio de Defensa. Los aviones empleados fueron 787-8 y 787-9 Dreamliner, por su mayor autonomía.

El proceso desarrollado en agosto permitió la salida del país asiático de un total de 2.206 personas (1.671 cooperantes de España, 21 de Portugal, 333 empleados de la Unión Europea, 131 de Estados Unidos y 50 de la OTAN).