Su incremento está muy ligado al aumento de los activos financieros netos y compara además con el 136,6% que suponía en relación al PIB el pasado año, por efecto también de la caída del PIB durante el pasado ejercicio.

La riqueza financiera neta se obtiene deduciendo de los pasivos o deudas el valor de los activos financieros totales. Por el lado del patrimonio, el saldo de los activos financieros de los hogares alcanzó al término del segundo trimestre los 2,484 billones, cuantía un 5,1% superior a la registrada un año antes y que supone un 214,1% del PIB (12,1 puntos más que un año antes).

Su crecimiento responde a que las familias e instituciones sin ánimo de lucro aumentaron la compra neta de activos financieros en 68.800 millones de euros en el año, sobre todo en sus inversiones en depósitos y en fondos de inversión, además de que los activos se revalorizaron en otros 51.100 millones.

Por tipo de activos, el 41% del patrimonio de familias se encontraba en efectivo y depósitos, un 25% en participaciones en el capital de empresas, el 16% en seguros y fondos de pensiones y un 15% en fondos de inversión.

Las Cuentas Financieras de la Economía Española muestran además que la deuda consolidada de las empresas y de los hogares e instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares alcanzó los 1,673 billones, cifra que supone un 144,2% del PIB. Supera a los 1,644 billones de un año antes, cuando representaba el 140,5% del PIB.

Según el Banco de España, el repunte de la ratio de endeudamiento sobre PIB se debió tanto al aumento de la deuda "como, en mayor medida, al descenso del PIB".

Su expansión es fruto de un crecimiento tanto en la deuda de familias como la de empresas. La deuda consolidada de compañías subió desde 933.000 a 961.000 millones de euros, hasta situarse en el 82,8% del PIB; y la de hogares e instituciones sin fin de lucro creció desde 711.000 a 712.000 millones, un 61,4% del PIB.