Las tres principales asociaciones profesionales (Asfaspro, AUME y ATME) subrayaron que los militares demostraron “con creces su profesionalidad y su buena formación” en crisis como la pandemia, los incendios, la borrasca Filomena o la evacuación de Afganistán, por lo que reclaman “una retribución adecuada”.

En la misma línea denunciaron que llevan mucho tiempo “exponiendo la paupérrima situación de sus retribuciones”, reconocida como “grave” por todo el arco parlamentario, y que la propia ministra de Defensa, Margarita Robles, “reconocía públicamente hace poco que los militares cobran poco”.

A juicio de los convocantes, el Gobierno se ha aprovechado de “la disciplina de los profesionales de las armas” para mantenerles a la cola de las retribuciones públicas y lamentaron que los últimos presupuestos generales del Estado “posibilitaron darles unas pocas migajas y nada más”.

“Unos ejércitos profesionales no pueden tratar a sus miembros como mera carne de cañón a la que se compensa con chapas y abalorios”, señalaron en el comunicado, y exigieron una retribución adecuada, ya que “con buenas palabras no pagamos el recibo eléctrico ni el pan para nuestros hijos”.