El estudio, que analiza la evolución del vehículo eléctrico en Europa y España y la posición de España en torno a los objetivos y compromisos adquiridos, destaca que la adquisición de vehículos electrificados “va claramente en aumento” hasta lograr récords tanto en Europa como en España en el primer semestre de 2021 del 34,2% y 30% del total de vehículos matriculados, respectivamente.

Para cumplir con los objetivos fijados en el Pacto Verde Europeo y la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente, la Unión Europea adoptó en julio un conjunto de propuestas, como la disposición de un punto de recarga eléctrica cada 60 kilómetros y un surtidor de recarga de hidrógeno cada 150 kilómetros que deberán estar operativos en las carreteras europeas en 2030.

Asimismo, la norma establece que a partir de 2023 todos los edificios que no estén destinados a uso residencial y con más de 20 plazas de aparcamiento deberán contar con infraestructura de recarga. Los municipios de más de 50.000 habitantes y los territorios insulares, es decir, “más de 140 municipios españoles” tendrán que establecer zonas de bajas emisiones en esa misma fecha.

Además, May López resaltó que, debido al auge de los servicios de reparto de mercancías y el aumento del impacto de estos en las áreas metropolitanas, “se deberán establecer medidas para conseguir que el transporte comercial avance hacia la electrificación promoviendo la adquisición de nuevos vehículos eléctricos y el despliegue de infraestructura de recarga mediante programas de ayudas”.

Respecto a la presencia de otro tipo de vehículos eléctricos en España, el informe destaca el incremento del 17,4% en la venta de furgonetas eléctricas puras (1.234 en el primer semestre de 2021) respecto al período prepandémico. No obstante, respecto a los camiones, se subraya que tan solo se matricularon en ese período nueve unidades, “muy lejos de los 8.000 que deberá tener en 2030 para cumplir los objetivos de la UE”.

RETOS POR AFRONTAR

En cuanto a los retos para esta década, el estudio señala que la “adaptación de la industria” para lograr alcanzar los objetivos es “compleja”, especialmente “con la crisis de semiconductores que se prevé que reducirá la producción de automóviles en todo el mundo en hasta 7,1 millones de vehículos en 2021”. Por ello, May López indica que es “clave” que España “desarrolle una industria propia y adapte la existente para poder mantener la actual posición” como fabricante de vehículos.

Asimismo, el informe destaca que para el éxito de la transición “se debe proporcionar una seguridad política a largo plazo y, para ello, en 2025 se creará una infraestructura troncal interoperable dentro de la UE”, lo que permitirá a los conductores de vehículos eléctricos recargar en cualquier estación sin necesidad de suscribirse a la plataforma de diferentes operadores. Las organizaciones que facilitan la interoperabilidad en España son “puntuales”, critica López, al contrario que en Portugal.

También se resalta la necesidad de hacer rentables las estaciones de recarga. Según el análisis, una estación se amortiza cuando se producen cuatro recargas promedio diarias. A este respecto, May López indica que “todos los puntos de recarga de acceso público financiados en el marco de los planes directores deberían ser capaces de realizar una recarga inteligente, de modo que se posibilite una alimentación flexible, e incluso la posibilidad de carga bidireccional”.

El informe cifra en un 70% los conductores en España dispuestos a “cambiar a formas de transporte más respetuosas con el medio ambiente para su movilidad diaria” frente al 59% de media europea y "siempre y cuando esa alternativa sea igual de rápida o con un precio similar”. Por ello, el estudio cree necesario “hacer más asequibles en precio los modelos eléctricos, aumentar su autonomía, solucionar la falta de infraestructura de carga, facilitar el acceso a ayudas y poner en el mercado modelos para todos los segmentos”.