Ciencia

Los humanos alteran la atmósfera de la Antártida desde hace 700 años

- La quema maorí de tierras en Nueva Zelanda aumentó el carbono negro antártico en el siglo XIV

MADRID
SERVIMEDIA

Las actividades humanas impactan en la atmósfera de la Antártida y el océano Antártico desde hace al menos 700 años y no sólo desde la Revolución Industrial, como se conocía anteriormente.

Así se explica en un estudio realizado por 15 autores de instituciones de Alemania, Argentina, Australia, Austria, Estados Unidos, Noruega y Reino Unido, y publicado este miércoles en la revista 'Nature'.

Hace varios años, mientras analizaban muestras de núcleos de hielo de la isla James Ross de la Antártida, los científicos Joe McConnell y Nathan Chellman, del Instituto de Investigación del Desierto (DRI, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Nevada, y Robert Mulvaney, del British Antarctic Survey, notaron algo inusual: un aumento sustancial en los niveles de carbono negro que comenzó a comienzos del siglo XIV y continuó hasta la actualidad.

El carbono negro, comúnmente conocido como hollín, es una partícula que absorbe la luz que proviene de fuentes de combustión como la quema de biomasa (por ejemplo, incendios forestales) y, más recientemente, la combustión de combustibles fósiles. Trabajando en colaboración con un equipo internacional de científicos, McConnell, Chellman y Mulvaney se propusieron descubrir los orígenes del inesperado aumento del carbono negro capturado en el hielo antártico.

Los hallazgos del equipo apuntan a las antiguas prácticas maoríes de quema de tierras en Nueva Zelanda, realizadas a una escala que impactó la atmósfera en gran parte del hemisferio sur y empequeñeció otras emisiones preindustriales en la región durante los últimos 2.000 años.

"La idea de que los humanos en ese momento de la historia causaron un cambio tan significativo en el carbono negro atmosférico a través de sus actividades de limpieza de tierras es bastante sorprendente", apunta McConnell, quien añade: "Solíamos pensar que si retrocedes unos cientos de años estarías viendo un mundo prístino y preindustrial, pero está claro a partir de este estudio que los humanos han estado impactando el medio ambiente sobre el océano Antártico y la Península Antártica durante al menos los últimos 700 años".

Para identificar la fuente del carbono negro, el equipo del estudio analizó seis núcleos de hielo recolectados de la isla James Ross y la Antártida continental utilizando el sistema analítico único de núcleo de hielo continuo de DRI.

PUNTO MÁXIMO

Mientras que el núcleo de hielo de la isla James Ross mostró un aumento notable en el carbono negro a partir del año 1300, con niveles que se triplicaron durante los 700 años que siguieron y alcanzaron su punto máximo durante los siglos XVI y XVII, los niveles de carbono negro en sitios en la Antártida continental durante el mismo periodo de tiempo se mantuvieron relativamente estables.

Andreas Stohl, de la Universidad de Viena (Austria), dirigió simulaciones de modelos atmosféricos del transporte y la deposición de carbono negro alrededor del hemisferio sur que respaldaron los hallazgos. "A partir de nuestros modelos y el patrón de deposición sobre la Antártida visto en el hielo, está claro que la Patagonia, Tasmania y Nueva Zelanda fueron los puntos de origen más probables del aumento de las emisiones de carbono negro a partir de 1300", señala.

Tras consultar los registros de paleoincendios de cada una de las tres regiones, sólo quedaba Nueva Zelanda como posibilidad viable, ya que sus registros de carbono mostraron un aumento importante en la actividad de incendios a partir del año 1300. Esta fecha también coincidió con la llegada estimada, la colonización y la posterior quema de gran parte de las áreas boscosas neozelandesas por el pueblo maorí.

Ésta fue una conclusión sorprendente, dada la superficie terrestre relativamente pequeña de Nueva Zelanda y la distancia (unos 7.200 kilómetros) que el humo habría viajado para llegar al sitio del núcleo de hielo en la isla James Ross.

"En comparación con la quema natural en lugares como el Amazonas, el sur de África o Australia, no se esperaría que la quema maorí en Nueva Zelanda tuviera un gran impacto, pero lo hace sobre el océano Austral y la Península Antártica", indica Chellman, que recalca: "Poder usar los registros de núcleos de hielo para mostrar los impactos en la química atmosférica que se extendió a través de todo el océano Austral, y poder atribuir eso a la llegada y el asentamiento maorí de Nueva Zelanda hace 700 años fue realmente sorprendente".

McConnell subraya que, "a partir de este estudio y otros trabajos previos que nuestro equipo ha realizado, como sobre la contaminación por plomo de 2.000 años de antigüedad en el Ártico desde la antigua Roma, está claro que los registros de núcleos de hielo son muy valiosos para aprender sobre los impactos humanos pasados en el medio ambiente". "Incluso las partes más remotas de la Tierra no eran necesariamente prístinas en tiempos preindustriales", concluye.

(SERVIMEDIA)
06 Oct 2021
MGR/clc