Así lo afirmó la también coordinadora del área de trabajo de enfermedades respiratorias de origen ocupacional y medioambiental de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), en declaraciones a Servimedia, en las que se pronunció acerca de los riesgos que puede padecer la población de la Palma al respirar los gases tóxicos emitidos por la erupción del volcán de Cumbre Vieja.

En la entrevista, además, explicó las consecuencias que puede tener esta inhalación si se prolonga en el tiempo, recomendó ciertas medidas a llevar a cabo para evitar riesgos en la salud respiratoria provocados por el volcán, e incidió en la importancia de una adecuada medición del aire.

Resulta una información más necesaria aún, si cabe, debido a la delta que se ha creado por el contacto de la lava con el mar, y al aumento del dióxido de azufre (SO2) en el aire de Tazacorte.

En cuanto al volcán, la doctora explicó que “la erupción volcánica emite dióxido de azufre (SO2) y de carbono (CO2). En primer lugar, el de azufre tiene un efecto irritante importante, de vías respiratorias y mucosas, ya que se trata de un gas muy soluble en agua. Lo que ocurre en zonas húmedas es que, en cuanto se inhala, pasa a la mucosa y vías respiratorias”.

INTOXICACIÓN “MUY FRECUENTE”

En cuanto a los efectos perceptibles que esto puede tener en la salud respiratoria, Martínez explicó que depende de la magnitud de la inhalación. Así, podrían ser desde efectos leves, como tos o picor de garganta y nariz; hasta edema agudo de pulmón en casos de inhalaciones accidentales importantes, o incluso neumonitis químicas. “Por suerte en Canarias todavía no están en esto, pero era una forma de intoxicación muy frecuente antes, con las calefacciones o cocinas de carbón”, precisó.

Por otra parte, la doctora explicó que la erupción emite dióxido de carbono (CO2). Se trata del principal gas de efecto invernadero, “aunque en el momento de inhalarlo no tiene efectos”.

Asimismo, la experta explicó que el volcán emite cenizas, que también pueden ser perjudiciales para la salud respiratoria. “En función de su tamaño, cuando tienen un tamaño menor o igual de 10 micras pueden penetrar en el aparato respiratorio, produciendo la agudización de enfermos respiratorios crónicos, o cardiovasculares”, explicó Cristina Martínez. En este sentido, explicó que, al igual con el dióxido de azufre y el de carbono, de momento no hay riesgo por la inhalación de cenizas, y pidió tranquilidad a la población, pues son valores que a diario monitoriza el Ministerio para la Transición Ecológica y el reto demográfico (Miteco), y de cuya variación a valores extraordinarios notificaría.

“De momento no hay problema porque depende de los vientos, la altura de la columna de humo y varios factores, pero de momento no está pasando”, concluyó a este respecto.

En caso de prolongarse, la situación sería similar a una situación de contaminación atmosférica prolongada. “Tendría efectos a más largo plazo, pero primero tiene que producirse y mantenerse. Habría que estar al tanto y pendiente de datos de calidad del aire”, apuntó.

ENFERMOS CRÓNICOS

No obstante, y pese a que los datos no son demasiado malos todavía, la neumóloga recomendó evitar estar en la proximidad de las erupciones todo lo que se pueda, protegerse con mascarillas o no hacer ejercicio al aire libre. Asimismo, incidió en los enfermos crónicos, a quienes pidió optimizar los tratamientos de los que dispongan todo lo posible. “Al final la situación un pico puntual de contaminación atmosférica alta. Las recomendaciones son las mismas, y no conviene alarmarse demasiado de momento, solo seguir ciertas recomendaciones básicas”, subrayó.

Por último, la doctora quiso incidir en la importancia de la medición de la calidad del aire. “Esto es una contaminación puntual, pero no debemos olvidar que es importante siempre mantener una buena calidad del aire para mantener la salud respiratoria en general”, subrayó. “Ahora nos preocupa porque está de actualidad, pero son valores que se monitorizan de continuo. En mi grupo de la Separ trabajamos este ámbito y damos mucha importancia a la calidad atmosférica como una forma de cuidar la salud respiratoria”, concluyó.