La organización señaló en una nota que la expectación del campo ante esta norma era máxima, pero el texto conocido "no ha sido tan ambicioso y valiente como se requiere para proteger a la parte más vulnerable y necesitada de apoyo en el sector oleícola: las miles de explotaciones familiares que con el olivar tradicional dan el sustento a todo nuestro sector”.

A juicio de UPA, el decreto ha ignorado una demanda clave a pie de campo, como la introducción de una definición en la norma para el olivar tradicional, así como otra reivindicación que es la separación de instalaciones en la industria.

La organización agraria sí valora que se prohíba la práctica del ‘refrescado’, es decir, la de mezclar aceites de oliva vírgenes de la campaña en curso con otros de campañas anteriores.

UPA lamenta que finalmente no se han eliminado términos que pueden inducir a la confusión en el consumidor final como “suave” e “intenso”, pero celebra que se restrinja el uso de los términos “virgen” y “virgen extra” al aceite de oliva y se prohíba para otras grasas vegetales.

UPA espera que la nueva norma venga acompañada de una campaña informativa y de promoción potente en el mercado interno, sobre todo entre la gente joven, que es aquel colectivo en el que se ha detectado un menor crecimiento en el consumo.