Quien fuera el director financiero de BBVA, es asesor senior externo del fondo Cerberus y se ha incorporado al consejo de Unicaja como vocal independiente, asume la figura creada para ejercer de contrapeso al presidente ejecutivo Manuel Azuaga.

Como consejero coordinador tendrá la misión de servir de enlace entre Azuaga y el resto de consejeros, así como de convocar al Consejo. Se trata de una figura importada de empresas americanas para mejorar el gobierno corporativo y evitar excesos de control ejecutivo en las sociedades.

Unicaja arranca, de hecho, con las mismas competencias en la presidencia ejecutiva de Azuaga que tenía antes de absorber Liberbank, y con Manuel Menéndez como consejero delegado. Pero, al cabo de dos años máximo, se producirá el relevo de Azuaga, de 73 de edad, y el Consejo de Administración “modificará el modelo de gobernanza” del banco, para que la presidencia “pase a ser no ejecutiva” y “se adapten las funciones del consejero delegado, para lo que se “revaluará al consejero delegado”.

Se espera que se acomode entonces a una presidencia desprovista de poderes ejecutivos que pasarían a ser competencia del consejero delegado tal y como el Banco Central Europeo (BCE) está pidiendo a las entidades financieras.

Los nombramientos han sido aprobados este viernes en la primera reunión del nuevo Consejo de Administración de Unicaja tras la fusión, según ha informado el banco a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En el mismo se han constituido cincos comisiones del consejo: la Comisión de Auditoría y Cumplimiento Normativa, presidida por Manuel Conthe; la de Riesgos, con Jorge Delclaux al frente; la de Nombramientos, que liderará Ana Boldado Valle; la de Retribuciones, con María Garaña de presidenta, y la de Tecnología e Innovación, presidida por María Luisa Arjonilla.