UNAF emitió un comunicado en el que explicó que el 15% de la población de la Comunidad de Madrid es de origen extranjero (más de un millón de personas), del cual el 52,5% son mujeres.

A pesar de ello, lamentó que “no existen recursos específicos que faciliten el diálogo y la comunicación intercultural” entre este segmento de la población y profesionales, lo que supone un “obstáculo para el acceso a los derechos y servicios sociosanitarios”.

En ese sentido, la presidenta de UNAF, Ascensión Iglesias, subrayó que el derecho a la salud es un derecho fundamental que “se ha puesto especialmente en riesgo en la pandemia”.

Ante esta situación, este colectivo puso de manifiesto que la salud sexual y reproductiva constituye un “ámbito central” en las necesidades de salud de todas las mujeres, y está “fuertemente condicionada” por las desigualdades de género, la diversidad cultural y las barreras idiomáticas.

Por ello, formó en este ámbito a mediadoras interculturales “con gran experiencia y de orígenes étnicos y culturales muy diversos”: chino, ucraniano, filipino, nigeriano, guineano, marroquí, bangladeshí y de etnia gitana, lo que ha posibilitado “el intercambio de conocimientos, experiencias y el enriquecimiento mutuo”.

Durante seis semanas, estas mediadoras adquirieron conocimientos teóricos y realizaron las “prácticas necesarias” para trabajar en el acompañamiento en la atención a la salud sexual y reproductiva, tales como embarazo, parto, posparto o métodos anticonceptivos.

La formación incluyó sesiones online y presenciales, que tuvieron lugar en una de las sedes de UNAF y en el madrileño Centro Social Comunitario de Tetuán.