Así lo indicó durante su comparecencia en la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Congreso de los Diputados a la que acudió para exponer los resultados de la actividad de supervisión realizada por el organismo durante el 2020 y donde ha aprovechado para glosar los principales desafíos.

Buenaventura advirtió sobre “el riesgo de menospreciar” la importancia de los mercados de valores cuando se abordan desafíos tan claves como la transformación de la economía, apuntando que Europa “adolece de raquitismo” en los mismos, como lo refleja que el 30% de la deuda empresarial sea bancaria frente al 8% que supone en las compañías estadounidenses. Además, agregó que los fondos en inversión institucional mueven en el conjunto de Europa el equivalente al 70% del PIB, frente al 281% que supone en Estados Unidos.

“Ello ha sido un problema crónico en nuestra sociedad, pero en las circunstancias actuales lleva camino de convertirse en un problema agudo”, alertó, subrayando que en el caso de las empresas españoles se da además la circunstancia de que “tienen pocos recursos propios, mucha deuda bancaria y necesidades de inversión cuantiosas”.

Frente a esta situación recordó que el país se propone encarar una transformación apalancándose en la llegada de fondos europeos que, si bien “son un hito histórico”, “no cubrirán más que una parte minoritaria de lo que la economía española requiere para incorporar la transformación digital y la sostenible”.

Se trata de un desafío que, según recordó, obligará a invertir 350.000 millones de euros al año en el conjunto de Europa durante una década conforme a las estimaciones de la Comisión Europea, y en España, por extrapolación de su peso en Europa, sería de “unos 30.000 millones de inversión nueva” que tiene que ser financiada.

Aquí Buenaventura, indicó que tocará a las empresas movilizar fondos ya que las administraciones públicas “tienen un margen de maniobra en sus finanzas muy limitado” y la propia banca podrá dar crédito, pero también exigirá al empresario que “aporte parte de capital propio”.

“La inversión privada va a ser esencial (al igual que los fondos europeos) si queremos transformar nuestra economía”, resumió, indicando que toca, por tanto, “reforzar” los mercados de valores, “dotarlos de marcos legales adecuados y facilitar que las empresas y los inversores internacionales accedan a ellos”. Según cálculos del organismo, las empresas van a a necesitar levantar 10.000 millones de euros anuales adicionales a los alrededor de 18.000 que captan, lo que supone “multiplicar por 0,4 el volumen”.

“No es exagerado afirmar que, sin una mayor actividad y pujanza del mercado de valores, que permita incrementar los recursos propios de nuestras empresas, las perspectivas a medio plazo de nuestra economía están en entredicho”, advirtió.

Dentro del fomento de los mercados abogó por apoyar la Unión de Mercados de Capitales que la Unión Europea está impulsando y “buscar soluciones imaginativas que faciliten la salida de las compañías españolas al mercado español (no al holandés o al estadounidense)”.

SOLUCIONES IMAGINATIVAS

A su juicio, las SPACs “son una de esas soluciones”, y “es necesario contemplarlas y regularlas de forma acorde con su naturaleza”, recordando que la CNMV ya lo ha analizado, se ha formado criterios claros de supervisión y están “abiertos a analizar operaciones concretas”.

También abogó por el capital riesgo, o capital privado, que en los últimos años ha ofrecido a las empresas españolas en torno a un 30% del capital que han captado, y por impulsar los mercados de pymes, señalando que en España hay ya uno, pero “aún contiene muy pocas sociedades”.

Para que los mercados se desarrollen y “ofrezca los volúmenes de inversión que se precisan”, juzgó “imprescindible atraer al capital internacional”, instando a “mostrar apertura a los inversores extranjeros”. “Nuestras empresas los van a necesitar, en términos agregados, para poder reinventarse, hacerse sostenibles y transformarse como los nuevos tiempos requieren”, afirmó.

Por último, subrayó que hay que “ser conscientes de la importante erosión que ha causado la crisis en la estructura financiera de algunas de las compañías españolas y en su situación de liquidez”, indicando que la CNMV está realizando “un esfuerzo especial” por asegurar que los procesos de reestructuración que están abordando las compañías “se realizan con transparencia”.