Lo avanzó este miércoles el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, en el marco de la celebración en Caixa Forum Madrid de la jornada ‘Soledad, aislamiento social y salud: propuestas de intervención’, en la que subrayó que “la soledad no deseada se ha convertido en una nueva pandemia”, y ha llegado a ser “la epidemia del siglo XXI, algo de lo que seguramente no se hablaba mucho antes de la pandemia que hemos vivido, pero que se ha hecho todavía más evidente y todavía más alarmante. Es una situación estructural. No es algo nuevo”.

Expuso que actualmente hay cinco millones de personas que viven solas en España, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), de las que dos millones (el 40%) son mayores de 65 años.

Alertó de que en una década serán más de seis millones las personas que vivirán solas en España, lo que pone de manifiesto, a su juicio, que “esto no es un reto de futuro, es una realidad bien actual y, por lo tanto, la agenda tiene que contemplarla en toda su dimensión”.

Ante esta situación, recalcó que el Ministerio de Derechos Sociales y de la Agenda 2030 ha situado entre sus prioridades la soledad no deseada y los retos que este fenómeno representa.

Esto le sirvió para confirmar que el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) ha elaborado un borrador de estrategia nacional contra la soledad no deseada de los mayores, que ha sido remitido al Consejo Estatal de Personas Mayores y a las comunidades autónomas para discutirla y mejorarla.

Señaló que el Gobierno tiene la responsabilidad de “garantizar la correcta prestación de estos servicios” e “impulsar los cambios hacia un nuevo modelo de cuidados”, para lo cual es fundamental no solo esa estrategia, sino que se construya con consenso.

Nacho Álvarez también anunció que esta estrategia nacional contra la soledad no deseada de los mayores se complementará con el desarrollo de la estrategia de desinstitucionalización, que tendrá como objetivo “cambiar el modelo de cuidados de larga duración” basado en el “entorno domiciliario y en el entorno familiar”.

“EL ÚLTIMO PASO”

Afirmó que el modelo residencial “hay que entenderlo como el último paso”, y comentó que “la atención centrada en las personas exige el respeto a los proyectos, a los estilos de vida y, por lo tanto, modelos de cuidados más flexibles que permitan que las personas mayores puedan pasar el mayor tiempo posible en sus entornos comunitarios y en sus entornos domiciliarios”.

En el caso del modelo residencial, continuó Nacho Álvarez, el Gobierno apuesta por un sistema basado en “residencias más pequeñas, más segmentadas, con mayores ratios de personal, proporcional a los usuarios que utilizan estas prestaciones, en donde haya claramente un liderazgo de las administraciones públicas”.

Desde su punto de vista, “no puede ser que el modelo de cuidados esté sometido exclusivamente a los criterios de mercado. Es un servicio público, por lo tanto, debe de quedar regulado como tal servicio público”. También juzgó conveniente que el trabajo de cuidados esté “suficientemente dignificado y profesionalizado”.

Nacho Álvarez indicó que su departamento espera que ambas estrategias -la de soledad no deseada en las personas mayores y la desinstitucionalización- estén aprobadas este mismo año.

“La tarea es ingente. Es evidente”, atestiguó, para concluir afirmando que “garantizar la dignidad y la autonomía de las personas mayores es algo que no implica sencillamente a un colectivo. Tarde o temprano es una necesidad que todas y todos vamos a tener y, por lo tanto, es un derecho que debemos garantizar, si cabe, con mayor intensidad en este momento.”