Ciencia
La sandía nació en el noreste de África
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Las sandías probablemente se cultivaron por primera vez en el noreste de África, lo que corrige un error de 90 años que incluía esta fruta en la misma categoría que el melón citrón sudafricano.
Así se explica en un nuevo estudio publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', que reescribe el origen de las sandías domesticadas. Los científicos llegaron a esa conclusión gracias al ADN de plantas cultivadas en invernadero que representan todas las especies y cientos de variedades de sandía.
El estudio indica que una forma sudanesa de sandía con pulpa blanquecina no amarga, conocida como melón de Kordofán ('Citrullus lanatus'), es el pariente más cercano de las sandías domesticadas.
La investigación genética es consistente con pinturas de tumbas egipcias recién interpretadas que sugieren que la sandía pudo haber sido consumida en el valle del Nilo como postre hace más de 4.000 años.
"Basándonos en el ADN, descubrimos que las sandías tal como las conocemos hoy en día -con pulpa dulce, a menudo roja y se puede comer cruda- estaban genéticamente más cerca de las formas silvestres del oeste de África y el noreste de África", apunta Susanne S. Renner, profesora honoraria de biología en artes y ciencias de la Universidad de Washington en Sant Louis (Estados Unidos).
Renner es una bióloga evolutiva que recientemente se unió a esa institución universitaria después de 17 años trabajando como profesora en la Universidad de Múnich (Alemania), donde también se desempeñó como directora del Jardín Botánico de Múnich.
ANTIGUO EGIPTO
La información genética publicada en el nuevo estudio, completada con colegas del Departamento de Agricultura de Estados Unidos en Nueva York (Estados Unidos) y el Real Jardín Botánico de Londres y la Universidad de Sheffield (Reino Unido), podría ser útil para desarrollar un cultivo de sandía más resistente a las enfermedades, según Renner.
"La sandía de hoy proviene de un stock genético muy pequeño y es altamente susceptible a enfermedades y plagas de insectos, incluyendo hongos, virus y nematodos", apunta Renner, que añade: "Hasta ahora, encontramos variaciones en tres genes de resistencia a la enfermedad entre el melón de Kordofán y la sandía domesticada. Los criadores podrían usar estos y otros conocimientos del genoma".
Algunas de las mayores conclusiones de este estudio, según Renner, están relacionadas con la movilidad de las personas y sus conexiones culturales. "Fueron las pinturas de tumbas egipcias las que me convencieron de que los egipcios estaban comiendo pulpa de sandía fría. De lo contrario, ¿por qué colocar esas enormes frutas en bandejas planas junto a uvas y otras frutas dulces?", se pregunta Renner.
Esta investigadora apunta que melones, pepinos y sandías fueron domesticados "varias veces" a lo largo de la historia de la humanidad. "Pero colocar estas domesticaciones en el espacio y el nombre es mucho más difícil de lo que pensaba hace 10 o 15 años. El ADN de semillas antiguas ya está empezando a ayudar", concluye.
(SERVIMEDIA)
30 Mayo 2021
MGR/clc