Según explicó en una entrevista a la Cadena Ser recogida por Servimedia, hay que poner las medidas en el momento que sean “oportunas, donde provocan estímulo y donde no provoquen contracción de la economía”. Aunque quiso desvincularla de los calendarios legislativos o convocatorias electorales futuras, sí estimó que, “a lo mejor, es conveniente que antes de la convocatoria electoral se pongan en marcha todas las medidas fiscales si nos dan tiempo” y “que se estimen oportunas”.

Al ser cuestionada por la confusión que han provocado medidas como la inclusión de los peajes o la eliminación de los beneficios fiscales por la declaración conjunta en el IRPF de las parejas posteriormente desmentida por varios ministros, Montero instó a acostumbrarse a que, “cuando el Gobierno quiere dialogar y quiere llegar a un acuerdo”, tiene que plantear una “primera aproximación”.

“No se puede interpretar ni como una marcha atrás ni como globos sonda”, defendió, con el argumento de que, si no lo hace así, “estamos desenfocando” el proceso porque será “imposible” ser capaces de “socializar la política y de llegar a acuerdos compartidos” dado que cualquier negociación arranca con el establecimiento de “un punto de partida” en un papel “que luego hay que dialogar”.

Motero explicó que el Gobierno quiere adaptar el sistema tributario porque “no se corresponde con la realidad del Siglo XXI”, en la medida de que los “negocios tradicionales tienen una fiscalidad más ajustada que les penaliza más que las nuevas formas de negocio que aparecen de la mano, sobre todo, de la economía digital”.

“Existe una injusticia en términos de que, proporcionalmente, las rentas media y trabajadora contribuyen más con sus impuestos que los grandes capitales”, prosiguió, indicando que la fiscalidad debe convertirse además “en un elemento esencial para que las conductas medioambientales vayan en la dirección correcta, tanto las industriales como la de los propios ciudadanos”, y deslizó que “todo aquello que penaliza la salud también debería de estar penalizado fiscalmente”.

Según expuso, la reforma fiscal futura no consistirá solo en “si subimos el tipo un punto arriba o un punto abajo” o “si quitamos un beneficio fiscal o lo ponemos”, sino de elaborar un nuevo sistema fiscal adaptado a la nueva realidad donde hay que ser “valientes a la hora de plantear los elementos que tienen que ver con la imposición a la riqueza, la fiscalidad medioambiental o al impuesto de sociedades”.

En alusión a la tributación a compañía, apuntó que ya hay una atmósfera internacional que “invita a que se plantee que el rendimiento de este impuesto tiene que ser francamente superior, porque es un impuesto que aporta proporcionalmente menos, por ejemplo, que el que aportan los ciudadanos”.

En cuanto a los peajes incluidos en el Plan de Recuperación enviado a Bruselas, explicó que “hay una realidad” y es que “Europa está poniendo mucho dinero para la construcción de infraestructura y exige, como es lógico, que haya un plan de sostenibilidad de esta infraestructura en el medio plazo”, recordando que es un debate que “siempre ha tenido España con los gobiernos del Partido Popular o con los gobiernos del Partido Socialista”.

Montero reparó en que “existen más de 23 países de la Unión Europea con un modelo de pago por uso”, asegurando que lo que el Gobierno ha enviado a Bruselas es porque “queremos construir es un diálogo a partir de esta cuestión que permita realmente que el mantenimiento de nuestra carretera en el futuro” teniendo en cuenta tanto los factores de calidad medioambiental como la siniestralidad o los accidentes.

“Tenemos como homologarnos con Europa también en esta materia. ¿Cómo? ¿Dónde? ¿De qué manera? ¿Bajo qué precepto? ¿Quiénes son los colectivos beneficiados? Todas estas cuestiones están por dialogar, por hablar”, aseguró.