La OMS hizo esta consideración con motivo del Día Mundial de la Salud, que se celebrará este miércoles.

La enfermedad y la muerte por Covid-19 han sido más altas entre las personas que se enfrentan a discriminación, pobreza, exclusión social y condiciones adversas de vida y trabajo diarias, incluidas las crisis humanitarias.

La pandemia empujó el año pasado a la pobreza extrema a entre 119 y 124 millones de personas más, aumentaron las brechas de género en el empleo y las mujeres abandonaron el trabajo en mayor número que los hombres durante los últimos 12 meses.

En consecuencia, la tasa de mortalidad de los niños menores de cinco años se duplica en los hogares más pobres respecto de los más ricos y la esperanza de vida de las personas de los países de ingresos bajos es 16 años menor que la de las naciones de ingresos altos. Por ejemplo, nueve de cada 10 muertes por cáncer de cuello uterino ocurren en países de ingresos bajos y medianos.

"La pandemia de Covid-19 ha prosperado en medio de las desigualdades en nuestras sociedades y las brechas en nuestros sistemas de salud", apuntó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien añadió: “Es vital que todos los gobiernos inviertan en el fortalecimiento de sus servicios de salud y eliminen las barreras que impiden que tantas personas los utilicen, para que más personas tengan la oportunidad de llevar una vida saludable”.

Por tanto, la OMS hace cinco llamamientos a la acción: acelerar el acceso equitativo a las tecnologías frente a la Covid-19 entre y dentro de los países; invertir en atención primaria de salud (algo inalcanzable para al menos la mitad de la población mundial); priorizar la salud y la protección social; construir vecindarios seguros, saludables e inclusivos, y fortalecer los sistemas de datos e información sanitaria.