Así respondió varias veces en las que se le preguntó directamente en una entrevista en la Cadena Ser recogida por Servimedia, justificando para eludir la contestación concreta que “cualquiera que salga pensando en qué ocurre si pierde sale desmoralizado”.

En primera instancia, dijo: “Yo estaré donde tenga que estar y donde me digan mis compañeros”. Al segundo intento, fue un poco más detallado: “Yo voy a estar allí donde me digan mis compañeros, y, si tengo que estar haciendo oposición en la Asamblea, estaré”. Y, al tercero, zanjó: “Estaré donde mis compañeros me digan que tengo que estar y salimos a ganar”.

Por lo demás, Iglesias cifró el éxito de su apuesta electoral, no en el resultado que logre Podemos, sino en que la izquierda pueda gobernar en lugar del PP con o sin Vox. “Sería muy torpe pensar que puede haber éxitos de partido que no coincidan con el éxito social. El éxito es que vayamos a sumar para gobernar en Madrid”, estableció, y más tarde proclamó: “Vamos a ganar, y ganar es gobernar”. Para conseguirlo, llamó a la movilización de “la mayoría de Madrid, que no es de derechas”, y se negó a cuestionar a su rival del PSOE, Ángel Gabilondo, quien ha rechazado el supuesto radicalismo de Podemos, porque “nos vamos a tener que poner de acuerdo para gobernar”, y cuando la izquierda se pelea “eso produce un efecto psicológico de desmovilización, de hastío y de cabreo” de su electorado.

Preguntado por el incidente que tuvo ayer con jóvenes fascistas que le increparon en Coslada y con quienes él se encaró, Iglesias se quitó importancia: “Lo que yo hice no tiene ningún mérito. Lo que tiene mérito es que los vecinos de Coslada salieran a plantarles cara y echarles de allí, sobre todo después de que estos mismos neonazis habían asaltado un local vecinal”.

“CACHORROS” DE AYUSO O VOX

Luego abundó que lo que él hizo “es lo que cualquier dirigente político tiene que hacer” ante unos sujetos que dijo que “son matones, que dan palizas”, a quienes “no se puede normalizar” llamándoles “manifestantes” o “constitucionalistas” como criticó en algunos medios, y cuya acción atribuyó después indirectamente a los partidos de derechas: “Que luego Vox o la señora Ayuso nos mandan a sus cachorros para intentar amedrentar a la gente, los madrileños sabrán decirles que la democracia costó mucho conseguirla para que ahora vengan unos canallas a intentar arrebatárnosla”.

También en clave madrileña, el candidato de Unidas Podemos insistió en criticar la política de Ayuso contra el coronavirus, haciendo a su juicio de la Comunidad “la región desobediente” con su “actitud gamberra” y su “nuevo estilo trumpista” ante las normativas sanitarias acordadas en el Consejo Interterterritorial de Salud, pero no llegó a pronunciarse sobre qué haría en concreto para evitar la afluencia de turistas.

Sólo dijo que los datos avalan que la gestión de la epidemia por Ayuso “ha sido la más ineficiente porque ha sido una comunidad desobediente”, y, en general, denostó que el PP “ha apostado por la privatización de la sanidad, la segregación, el maltrato a los trabajadores y un modelo que ha tenido más que ver con la propaganda que con la eficacia”. Preguntado si, en caso de gobernar tras el 4 de mayo, cerraría el Hospital Isabel Zendal, contestó que su modelo sanitario “tiene más que ver con la propaganda que con la eficacia” y “no es compatible con un modelo que tenga un poco de decencia”.

Finalmente, cuando se le preguntó por sus aseveraciones de que Ayuso terminará en la cárcel si se le investiga, Iglesias no dio pruebas concretas de su implicación personal, sino que se limitó a subrayar que “hay una serie de investigaciones pendientes”, sobre la gestión de las residencias de ancianos y sobre casos de corrupción, y se reafirmó, pero sólo de forma genérica: “Cuando eso se investigue, no tengo dudas de que todavía más dirigentes del PP van a terminar en la cárcel”.