La Universidad de Zaragoza investigará sobre posibles riesgos de los nanomateriales en salud y medio ambiente y sus soluciones

ZARAGOZA
SERVIMEDIA

El Instituto de Investigación en Nanociencia de Aragón (INA) de la Universidad de Zaragoza investigará sobre cómo manejar de forma segura los nanomateriales y sobre la evaluación de riesgos en la salud y el medio ambiente.

La Unión Europea acaba de conceder el proyecto Nanovalid, que se desarrollará a lo largo de cuatro años con la participación de 35 grupos de investigación de todo el mundo y con una dotación global de 9.600.000 euros. El equipo aragonés se encargará de desarrollar métodos para la identificación y control de los riesgos causados por los nanomateriales artificiales.

En concreto, el INA deberá validar métodos de análisis de tamaño de nanopartículas, composición, y concentración, así como su comportamiento de dispersión en medios acuáticos o aéreos, y evaluar su posible impacto medioambiental y en la salud de los trabajadores y consumidores. Para ello, el equipo aragonés dispone de un presupuesto de 615.000 euros.

Se trata de un proyecto de la Unión Europea, que cada día invierte más dinero para la investigación en nanotecnología y en su impacto sobre la salud y al medio ambiente. Cuando acabe Nanovalid no sólo se conocerá más sobre las nanopartículas que se emplean en productos de consumo, sino que se habrá avanzado en cómo medirlas de forma efectiva, poder señalar si existe algún riesgo y desarrollar tecnologías más limpias y seguras.

Este estudio intentará dar respuesta a cuestiones sobre la seguridad de los nanomateriales en un campo, la Nanotecnología, que se extiende vertiginosamente (se considera que hay más de 3.000 productos comerciales conteniendo nanomateriales).

Nanopartículas y nanohilos de distinta naturaleza han demostrado su capacidad de atravesar membranas biológicas, alcanzando no solo el citoplasma sino el núcleo de distintos tipos de células. Esta característica, que posibilita prometedoras aplicaciones biomédicas, plantea también interrogantes en cuanto a la posibilidad de que se produzca la absorción indeseada de nanomateriales en el organismo, con efectos biológicos adversos que han podido demostrarse en algunos estudios con cultivos celulares y con anim! ales de laboratorio.

No obstante, algunos nanomateriales siempre han estado en contacto con el ser humano. Han aparecido nanopartículas de TiO2 y SiO2 en los pulmones de un cuerpo humano de más de 5.000 años de antigüedad encontrado en el Tirol, y nanotubos de carbono atrapados en hielo de 10.000 años de antigüedad.

Hoy en día, el ser humano convive con nanopartículas: en cada respiración se inhalan unos 10 millones, fundamentalmente sílice y óxido de titanio producidos en procesos naturales, así como nanomateriales carbonosos originados por procesos de combustión, debidos en buena parte al tráfico rodado pero también al humo de las cocinas, incendios, tabaco, etc.. La inmensa mayoría son, por tanto, nanomateriales clásicos, a l! os que hemos estado expuestos desde tiempos inmemoriales.

Sin embargo, la actividad investigadora en Nanociencia en las últimas dos décadas ha creado nuevos materiales sintetizados artificialmente en el laboratorio (conocidos como ENs por sus siglas en inglés: Engineered Nanomaterials) cuyo número y variedad aumenta constantemente. Son los ENs los que concentran la mayor parte de la preocupación ya que, debido a su novedad, sus propiedades y sus posibles efectos adversos son en gran parte desconocidos.

La evaluación de la toxicidad de los nanomateriales es compleja porque depende no solo de la composición química del material sino de factores tales como su tamaño, área superficial, forma, agregación, recubrimiento superficial y solubilidad. Por otro lado, un mismo nanomaterial puede tener efectos adversos hacia unos tipos de células pero no hacia otros. Esta complejidad ha originado la aparición de una nueva disciplina, la nanotoxicología, que busca determinar el efecto sobre los diferentes organismos de la exposición a nanopartículas de diversa naturaleza.

Una de las principales exposiciones a los nanomateriales resulta de inhalar el aire de ambientes que contienen ENs. De hecho, varias investigaciones en este campo no solo han encontrado nanomateriales en los pulmones de animales de laboratorio expuestos, sino que han mostrado vías por los que algunos de estos materiales pueden conducir a la formación de tumores.

En la actualidad, la concentración de ENs en el ambiente general es baja, por lo que los lugares más expuestos a los riesgos asociados a las nanopartículas son las industrias que fabrican o procesan productos con nanomateriales y los laboratorios de investigación.

Sin embargo, según un estudio llevado a cabo en más de 200 centros de investigación en nanociencia en todo el mundo publicado el año pasado en la revista Nature Nanotechnology se llegó a la conclusión de que la mayor parte de los investigadores en nanotecnología no emplea el equipamiento de protección deseable, que el desecho de residuos conteniendo nanomateriales con frecuencia se lleva a cabo de forma inapropiada, y que las prácticas de seguridad e higiene son deficitarias. Este nuevo proyecto pretende contribuir decisivamente en la nanoseguridad.

(SERVIMEDIA)
25 Sep 2011
LMB