En rueda de prensa, explicó que de los 115 millones que estos recortes supondrán al gobierno regional, 90 se perderán en desgravaciones fiscales a las familias que llevan sus hijos a centros privados o concertados.

Estas desgravaciones (por transporte, compra de libros…) beneficiarán a familias con una renta inferior a 30.000 euros por miembro al año, apuntó.

Es decir, un matrimonio con dos hijos que gane 120.000 euros anuales disfrutaría de ellas, citó a modo de ejemplo, “cuando no es precisamente la que más lo necesita”, subrayó García.

En la rueda de prensa participaron también el presidente de ANPE-Madrid, Francisco Melcón; el secretario general de FETE-UGT Madrid, Eduardo Sabina; el Responsable de CSI-F de Enseñanza Madrid, Antonio Martínez, y Carlos Sanz, de la Secretaría de STEM.

Todos respaldaron el calendario de movilizaciones previsto; exigieron la retirada de la instrucción que eleva a 20 las horas lectivas obligatorias en secundaria, y pidieron que la consejera Figar “se siente a negociar y dialogue con los sindicatos”.

La primera gran acción será “la cacerolada” del 7 de septiembre, y el 14 se mantienen el aviso de huelga en la enseñanza pública y la gran manifestación prevista para la tarde.

García destacó que “desde hoy mismo mantenemos reuniones y asambleas con los centros y asociaciones de padres”, a fin de explicarles cómo estos recortes perjudicarán la calidad de la enseñanza pública”.

Según aclaró, se pondrá en marcha una consulta entre el profesorado para ver cuál es la mejor manera de seguir con las movilizaciones”, pues “nuestra idea es ir a una campaña sostenida en el tiempo”.

Esto incluye la posibilidad de “nuevas huelgas”, prosiguió García, y agregó que en función de la consulta se establecerá “un calendario para esta etapa, que durará el primer trimestre”.

UN ERE GIGANTE

A su vez, Sabina apuntó que los recortes pueden suponer la supresión de 4.000 plazas de interinos, “en lo que sería el mayor ERE de la comunidad de Madrid”.

Entre otros aspectos, ello supondría eliminar los grupos de refuerzo; los desdobles en matemáticas, lengua o inglés; los apoyos a alumnos con necesidades educativas especiales, y las tutorías presenciales para resolver conflictos en clase.

También se reduciría el tiempo para coordinar la acción dentro del departamento, e incluso podría darse el caso de que algunos profesores impartiesen asignaturas en las que no son espcialistas.

"Quien piense que una reducción tan drástica no afectará a la calidad, o miente o no sabe de lo que habla”, concluyó Sabina.