El acto comenzó en torno a las 20.40 de la tarde, cuando el Sumo Pontífice llegó a una abarrotada base de Cuatro Vientos, con decena de miles de peregrinos esperándole. Muchos de ellos llevaban desde el mediodía en la explanada, aguantando el sol y las altas temperaturas que se han registrado hoy en la capital.

Los primeros en recibir al Sumo Pontífice fueron los Príncipes de Asturias. Tras un cordial saludo, le acompañaron durante parte de su recorrido hacia el escenario. Una vez allí, el coro de la JMJ le dedicó "Fantasía", de Bach, y dos jóvenes le dieron la bienvenida y animaron a todos los asistentes a portar la cruz de la JMJ.

A continuación, cinco jóvenes de distintos países le transmitieron algunas de sus inquietudes. Robert de Simone, de Estados Unidos, por ejemplo, le preguntó sobre las exigencias de la Iglesia frente al matrimonio.

Benedicto XVI se dispuso a responder a los cinco jóvenes, pero una inesperada tormenta obligó a suspender su discurso. Durante los minutos de interrupción, los peregrinos no pararon de cantar y animar el ambiente. "No pasa nada", gritaban. El Papa agradeció esa "resistencia y alegría". "El Señor, con la lluvia, nos manda muchas bendiciones" aseguró.

El Papa reanudó el acto con una emocionante Eucaristía, donde los miles de peregrinos guardaron un respetuoso silencio.

Tras la accidentada vigilia, Benedicto XVI cerró el acto recordando el incidente de la lluvia. "Queridos jovenes, hemos vivido una aventura. ¡Juntos, firmes en la fe en Cristo, habéis resistido la lluvia!", afirmó. La vigilia terminó con el himno de la JMJ y fuegos artificiales.