El Papa dio así su visión sobre el matrimonio en respuesta a la pregunta de un joven americano que, en un perfecto español, le transmitió sus dudas sobre las exigencias de la vida marital.

"Muchos no siguen las orientaciones de la Iglesia en la moral sexual y matrimonial. No nos sentimos bichos raros, pero da la impresión de que la moral cristiana fuese para pocos, o que es muy difícil cumplir lo que Cristo y la Iglesia nos piden. ¿Cómo vivir la vocación al matrimonio con fidelidad?", preguntó.

Ante estas dudas, el Papa tenía previsto referirse al matrimonio como la unión "entre un hombre y una mujer" en la que ambos forman "una sola carne", y pedir a los jóvenes que sean "conscientes de que solo un ámbito de fidelidad e indisolubilidad, así como de apertura al don divino de la vida, es el adecuado a la grandeza y dignidad del amor".

En su discurso, no hacía ninguna referencia directa a la situación de hambruna que se vive en el llamado "Cuerno de África", a pesar de que una joven keniata le había preguntado por el tema: "Nos preguntamos por el sentido del dolor en el plan de Dios. Cuando los que sufren nos preguntan sobre esto, nos cuesta responder", aseguró la joven.

También se le preguntó sobre el amor a Dios hacia los que profesan otras religiones y sobre cómo conciliar el materialismo de la vida moderna con la fe católica.