Así lo denunció a través de un comunicado en el que agregó que la implantación de etiquetas electrónicas, por ejemplo en forma de códigos QR, podría “poner en riesgo” el derecho a la salud en el caso de cosméticos, detergentes o pinturas, entre otros productos en cuya composición puede haber sustancias “preocupantes”.

A juicio de la organización, el etiquetado electrónico “dificulta y ralentiza enormemente” el acceso a información “clave” en el momento de la compra y a la hora de utilizar los productos potencialmente tóxicos, por lo que pidió que no se lleve a cabo la sustitución de las etiquetas tradicionales.

Para el responsable de la campaña, Carlos de Prada, el etiquetado electrónico es una “barrera” entre el consumidor y la información que obligatoriamente debe mostrar cada producto y resulta un sistema de consulta “mucho más lento y engorroso que el etiquetado tradicional”.

“Deja desprotegidos a los ciudadanos, porque les obliga a tomar la iniciativa de buscar la información online en lugar de tenerla accesible y visible al momento, lo cual supondría un grave atentado contra su derecho a elegir informadamente”, sentenció.

De Prada puntualizó que la industria, con “algún apoyo” desde la Dirección General de Comercio Interior de la Comisión Europea, está “promoviendo” esa sustitución, e insistió en que esta propuesta “contribuiría a la desinformación, al no estar los datos accesibles instantáneamente y de forma sencilla, sin ningún otro proceso de por medio”.

CÓDIGOS QR

“Detenerse a escanear el código QR de cada producto eterniza la compra, o hace que al final compremos sin informarnos, que será lo más probable que ocurra”, agregó, convencido de que la propuesta de someter a los consumidores a tal "engorro imposible" muestra una "colosal falta de respeto” y de que el sistema actual de etiquetado “permite una compra rápida”.

Para el responsable de 'Hogar sin tóxicos', las etiquetas digitales sí podrían servir en todo caso para ampliar información, por ejemplo, sobre la composición o sobre los posibles efectos de algunos ingredientes o sustancias que pueden contener o para su uso por parte de personas con problemas visuales, que podrían recibir consejos saludables o la información “más actualizada”.

A su entender, debería ser obligatorio que se pudiese consultar por Internet las sustancias que integran la composición total de muchos productos tales como insecticidas, ambientadores o productos de limpieza, al considerar que se trata de una información “que hoy se oculta”, por lo que urgió a derogar las “vergonzosas leyes de secreto comercial que protegen los intereses de las empresas pero no los de los consumidores”.