El presidente y el coordinador del Área de Asuntos Religiosos de la Felgtb, Antonio Poveda y Juan Antonio Férriz, registraron esta carta en la sede de la CEE.

En declaraciones a Servimedia, Poveda afirmó que la Felgtb pretende explicar a la CEE "el sufrimiento que viven miles y miles de jóvenes homosexuales, transexuales y bisexuales por la intransigencia de la jerarquía católica".

Poveda recalcó que la Conferencia Episcopal Española "nunca" ha recibido a la Felgtb, a pesar de haber recibido varias peticiones de reuniones sobre diversos temas.

Destacó que "muchos cristianos son críticos con la postura oficial de la jerarquía católica porque viven en el siglo XXI" y apuntó que los obispos deben reconocer los derechos humanos de homosexuales, transexuales y bisexuales y "que sean conscientes del daño que se hace cuando se educa en contra" de este colectivo.

La carta enviada a Rouco señala que, según un reciente informe del Centro de Investigaciones Sociales (CIS), titulado "Jóvenes y Diversidad Sexual", "hay un sector de la población joven que está sufriendo graves niveles de agresividad, acoso y exclusión a causa de su orientación sexual o su identidad de género".

"Según confirma este estudio, esta agresividad es ejercida, en mayor medida, por personas que se reconocen practicantes católicas y de otras religiones", añade.

La misiva subraya, por el contrario, que "cada año disminuye el número de jóvenes que se identifican con los sentimientos religiosos".

La intención de la reunión, según la carta, es "acercar posiciones que permitan reducir tensiones innecesarias en una sociedad democrática donde todos podemos tener cabida desde el muto respeto a las vivencias y creencias personales de cada persona".

Por otro lado, Poveda y Férriz también registraron en la CEE una carta que el Forum Europeo de Grupos Cristianos de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales ha dirigido al papa Benedicto XVI, en la que este grupo de 44 grupos de 23 países piden al Pontífice una declaración contra la violencia homófoba y contra cualquier presión por parte de las autoridades religiosas para llevar a cabo "terapias curativas".