Lo hizo durante su participación esta semana en una conferencia en el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado, en la cual repasó la delicada situación financiera del Ejército del Aire y sus necesidades de cara al futuro.

El jefe del Ejército del Aire recordó en ese acto que la institución acumula más de doce años de descenso del presupuesto y puso de manifiesto que “los fondos llegan a cuenta gotas”.

Esta situación, apuntó, dificulta “la contratación y la planificación y constituye un desafío adicional ante la escasez de recursos”. Por ello, manifestó que la “ley de estabilidad presupuestaria” por la que hizo votos es “la única forma de hacer una gestión eficiente de los recursos, garantizando el planeamiento, la operatividad y el sostenimiento, sin las incertidumbres y contingencias que venimos padeciendo para recibir unos recursos que, además, a día de hoy, son insuficientes y deben incrementarse de manera sustancial con el nivel de actividad que se nos demanda”.

El general Javier Saltó apuntó además que en la actualidad existen contactos entre Presidencia del Gobierno y los ministerios de Hacienda y Defensa para tratar de resolver la problemática de la falta de recursos financieros.

El Jema también hizo una radiografía sobre el estado de las aeronaves en servicio. El Ejército del Aire, dijo, opera 28 modelos distintos entre helicópteros y aviones con una edad media de 30 años. “Demasiada elevada”, subrayó.

Esta situación, agregó, merma la operatividad y obliga a destinar importantes recursos para mantener las aeronaves en servicio. No obstante, comentó que la situación está cambiando gracias en parte a la entrada en servicio de nuevos sistemas de armas como el RPAS Predator, el helicóptero NH90 y el avión entrenador PC-21.

En lo referido al personal, el Ejército del Aire ha pasado de 28.000 militares en 2008 a 23.000 en 2020, un descenso del 15%. A esto, explicó el general Javier Salto, hay que sumar la reducción del personal civil de las maestranzas aéreas, lo que tiene repercusiones directas en el mantenimiento.

Desde su punto de vista, “para responder a los nuevos escenarios, España no necesita una fuerza aérea tradicional como la del siglo pasado que suponga sólo el 17% del total de los efectivos militares, como sucede hoy. España necesita una fuerza aeroespacial cuyos efectivos representen el 25% del total de las Fuerzas Armadas, como en Francia, Alemania o Italia”.