Blanco fue el máximo dirigente socialista encargado de arropar en el inicio de la campaña a los candidatos del PSOE a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Tomás Gómez; y a la Alcaldía de la capital, Jaime Lissavetzky.

Para este acto central de la apertura de campaña del PSOE los socialistas eligieron una de las plazas más céntricas de la capital, la de Callao, frente a la sede del partido de Madrid.

Allí Blanco desafió a las encuestas que vaticinan una derrota del PSOE en algunos de sus principales feudos, al subrayar que es el partido que más elecciones ha ganado en la historia democrática, el que ha gobernado en más ayuntamientos y el único que lo ha hecho en todas las comunidades autónomas, y debe ser "por algo".

En su opinión, es "por lo que somos, por lo que representamos. La altura de la meta que perseguimos, es lo que siempre ha marcado la altura de nuestros resultados", siempre "mucho mayor que el que la derecha había calculado".

"En las mejores y en las peores circunstancias electorales, al Partido Popular siempre le sobraron los cuentos, y nunca terminaron de salirle las cuentas" y esta vez pasará lo mismo, "la derecha celebra las encuestas y nosotros los resultados".

Los socialistas han definido una campaña muy ideológica centrada en advertir a los electores de que en los ayuntamientos y en las comunidades autónomas se juega en gran medida el estado del bienestar.

Además, quieren dirigirse especialmente a los indecisos, quienes tienen claro que votarán pero aún no expresan a quién, porque aseguran haber detectado que una gran parte de ellos se decanta progresivamente por el PSOE.

Por eso Blanco aludió a ese colectivo al subrayar que el PSOE reparte la riqueza cuando hay crecimiento y defiende las políticas sociales cuando hay dificultades, y es "nuestra gente" la que lo está comprobando en primera persona ante la crisis, aseguró.

Muchos han tenido que renunciar a muchas cosas y salen cada día a buscar trabajo, aseguró pero "no hay nadie que no pueda pagar los estudios de sus hijos" o que tema que una enfermedad "arruine a su familia".

Quienes más necesitan el colegio público, el centro de salud o las prestaciones por desempleo serán "los primeros" en votar por el PSOE el 22-M, porque saben que todo eso "depende" de a quién elijan.

"Y no es lo mismo. No es lo mismo un alcalde socialista que un alcalde de derechas. No es lo mismo un gobierno que cree en la sanidad y en la educación como servicios públicos que uno que los vea como negocios privados. No es lo mismo el progreso de Extremadura o de Castilla-La Mancha que los gobiernos del Gurtel o el despilfarro de Gallardón", sintetizó.

Hay que decidir, advirtió, si gobiernan quienes "promueven el racismo" o quienes luchan contra la discriminación; si se opta por "los malos humos de Gallardón" o por llevar la política a los barrios con Lissavetzky.

La disyuntiva, según Blanco, es "volver al día anterior" a la crisis económica o avanzar hacia una economía más sostenible; entre quienes luchan por crear empleo y quienes quieren "aprovecharse del paro", quienes quieren que la recuperación "venga cuanto antes" o los que "desean que tarde lo más posible".

Blanco aseguró que el PSOE pedirá el voto "con la humildad de siempre pero con más orgullo que nunca, y con más ganas de ganar que nadie", porque "los insultos de Rajoy siguen sin rozarnos, las mentiras del PP nos siguen resbalando, y todo el rencor de la derecha nos sigue motivando para disfrutar más y más en nuestra tarea".

Por ello, desde Madrid llamó a todos los socialistas de España a hacer campaña con la idea de que "cada voto lo puede todo" y cada uno de ellos puede conseguir "un voto más" con el que demostrar "que no hay un obstáculo más grande que nuestros principios, que no hay ninguna barrera más fuerte que nuestra determinación, y que ningún desafío es más estimulante, que el de ser más socialistas cada día".