Cuando cumplen la mayoría de edad, “sus medidas de protección y las alternativas para el retorno familiar se hacen inviables en la mayoría de los casos, teniendo que afrontar una emancipación precoz”, alertó la ONG.

Según sus datos, el 84% de estos jóvenes se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión, el 81,5% está en paro, el 84% no recibe ninguna prestación o subsidio y un 10% se ve obligado a vivir en la calle o en alta precariedad.

Además, la crisis del coronavirus habría afectado “de forma sustancial” a la inserción social y laboral de estos jóvenes, agravando su vulnerabilidad. “Nos encontramos con otros muchos jóvenes que, si bien nunca han estado bajo medida de protección durante su minoría de edad, crecieron y se hicieron mayores en contextos de grave riesgo”, añadió Cruz Roja.

En este sentido, el proyecto ‘Acompaña’ de la organización busca dar facilidades a estos chavales con recursos de acogimiento residencial para la emancipación y acompañamiento social y educativo.

Carlos Chana, responsable de este proyecto, señaló que “las principales barreras para la emancipación identificadas tanto por los propios jóvenes, como por los equipos de Cruz Roja son el desempleo y falta oportunidades, la carencia de recursos económicos y vivienda, la discriminación o las dificultades para mantener el permiso de residencia y trabajo”.

No obstante, la ONG reclama “mecanismos de acción positiva desde los poderes públicos y las instituciones” para que los jóvenes que han estado bajo el sistema de protección a la infancia o que llegaron a la mayoría de edad en contextos de riesgo puedan alcanzar “una verdadera vida emancipada”, para lo que es necesario “empleo estable, acceso a la vivienda y relaciones personales sólidas”.