ETA. Piden 101 años de cárcel para dos etarras por asesinar a tres personas en un intento de secuestro

- Un testigo relata como los terroristas remataron en el suelo a las tres víctimas

MADRID
SERVIMEDIA

La Fiscalía pidió hoy a la Audiencia Nacional que imponga sendas penas de 101 años de cárcel para los etarras Juan Manuel Inciarte y Félix Ignacio Esparza, a los que acusa de haber participado en el intento de secuestro en 1983 del teniente de la Policía Nacional Julio Segarra, una acción terrorista que acabó con el asesinato del oficial y de una pareja -un agente y su mujer embarazada- que había sorprendido al comando en pleno rapto.

El fiscal encargado del caso, Daniel Campos, hizo esta petición en el juicio que la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha celebrado esta mañana contra Inciarte y Esparza. Les atribuye tres delitos de asesinato –uno de ellos en concurso con un delito de aborto- y un delito de detención ilegal.

El representante del Ministerio Público sostiene que los acusados, junto a sus compañeros del “comando Vizcaya” Enrique Letona, José Félix Zabarta, Sebastián Etxaniz (ya condenados) y otro etarra conocido como “Endika”, fueron los terroristas que intentaron secuestrar al teniente Segarra el 4 de mayo de 1983 en Santurce (Vizcaya).

A primera hora de la mañana del 4 de mayo, dos de los etarras robaron un vehículo en el centro de Bilbao amenazando al propietario, al que dejaron bajo la vigilancia de dos miembros del comando. Los otros terroristas se dirigieron en el coche robado al garaje de la calle El Carmelo de Santurce, donde Segarra guardaba su coche.

Los dos acusados, así como Letona y Zabarte, se escondieron en el interior del garaje mientras “Endika” vigilaba los alrededores. El teniente de la Policía llegó al lugar sobre las 8 de la mañana y se vio asaltado por los terroristas.

Cuando ya le habían amordazado y atado de pies y manos, entraron en el aparcamiento el cabo de la Policía Pedro Barquero y su mujer María Dolores Ledo, en avanzado estado de embarazo. El agente se llevó la mano a la pistola pero los etarras, tras matar de un disparo a quemarropa a Segarra, iniciaron un tiroteo que acabó con la vida de la pareja.

ASESINATO A SANGRE FRÍA

El juicio contó con el relato de una persona que presenció los hechos. Este testigo explicó que sobre las 8.00 horas del 4 de mayo de 1983 accedió al garaje de la calle El Carmelo para recoger su coche.

Señaló que el aparcamiento estaba a oscuras y que creyó escuchar un sollozo, pero se tranquilizó cuando vio pasar a una pareja. Resultaron ser el cabo de la Policía Pedro Barquero y su mujer, María Dolores Ledo.

Cuando el testigo echaba marcha atrás para abandonar el garaje comenzó el tiroteo. Acertó a ver por el retrovisor los destellos de los disparos y como, posteriormente, los etarras remataban a Barquero y Ledo. “Vi que había dos cuerpos en el suelo y que los estaban rematando”, dijo.

El testigo salió “pitando” del garaje, pero tuvo que detenerse en la salida porque uno de los etarras, que se identificó como policía, le cerró el paso. Pudo abrirse pasó y salir a la calle, pero se percató de que era seguido por un vehículo, en el que supuestamente se encontraban los terroristas. El coche que le seguía se desvió finalmente y pudo seguir su camino hasta su lugar de trabajo.

ROBO A MANO ARMADA

También compareció como testigo el propietario del vehículo al que los etarras secuestraron para llevar a cabo el intento de secuestro. Esta persona relató como, cuando estaba aparcando su coche sobre las 7.30 de la mañana frente al teatro Arriaga de Bilbao, dos personas le asaltaron a punta de pistola y diciéndole que eran de ETA.

Le llevaron en coche hasta otros dos etarras, que le retuvieron hasta pasadas las 12.00 horas. Le llevaron en tren hasta Portugalete (Vizcaya), donde estuvieron paseando “como si fuéramos tres amigos”, hasta que los terroristas hicieron una llamada. “Íbamos a hacer una cosa y no hemos podido”, le dijeron sus captores antes de dejarle en libertad.

ESTANCIA EN NICARAGUA

Inciarte negó tajantemente haber participado en los hechos y aseguró que se encontraba en Nicaragua cuando tuvo lugar el triple asesinato. El acusado explicó que en 1982 se marchó al país centroamericano “porque estaba de moda”, ya que “había ganado el frente sandinista” y se fue “a ayudar al pueblo nicaragüense”.

El etarra dijo que estuvo en Managua, la capital, desde 1982 hasta 1992, trabajando en un mercado, y añadió que tan sólo volvió en una ocasión al País Vasco, en el año 1986, para visitar a su madre enferma. En 1992 se trasladó en busca de trabajo a México, país en el que fue detenido.

La defensa de los acusados aportó al inicio del juicio una copia de un certificado del Ayuntamiento de Managua que acreditaría su estancia en el país.

Esparza, que declaró en euskera, también negó su participación en los hechos. Aseguró que en 1983 se encontraba en el País Vasco francés, donde se refugió tras huir de Pamplona.

En el juicio también declararon como testigos los etarras Enrique Letona y Sebastián Etxaniz, ya condenados por su participación en el triple asesinato. Ambos se retractaron de las declaraciones que prestaron tras ser detenidos y en la que implicaron a los dos acusados en la acción terrorista.

Además de los 101 años de cárcel, el fiscal solicita que Inciarte y Esparza indemnicen a los herederos de las tres víctimas con 180.000 euros para cada familia. El presidente del tribunal, Fernando García Nicolás, decretó el visto para sentencia tras escuchar los informes del fiscal y de la defensa de los acusados.

(SERVIMEDIA)
08 Abr 2011
DCD/caa