En su intervención, Nespereira se refirió a la decisión que han tomado distintas cadenas de distribución de eliminar las bolsas de plástico. Preguntado por la oportunidad que se abre para el sector del papel ante esta nueva realidad el presidente de Aspapel fue tajante: "Hay un hueco en el mercado y sabemos que lo podemos ocupar".

También nos beneficia, añadió, el Plan Nacional Integrado de Residuos, "que abre puertas que ya deberían estar abiertas". Dicho plan fija sus objetivos en ser renovable, reciclable y biodegradable, "tres valores intrínsecos en nuestro sector", aseveró.

El presidente de Aspapel dio a conocer las cifras del sector en el primer semestre de 2009, que reflejan una caída de la producción del papel en un 17% y de la celulosa en un 18%, descensos, explicó Nespereira, que coinciden con la menor actividad económica en la situación de crisis actual.

No obstante, indicó que las perspectivas de cierre para 2009 apuntan que "la caída empieza a atenuarse". "Esperamos que en 2010 la situación sea más optimista". El objetivo y el reto, resaltó, es mejorar la productividad y seguir siendo un sector innovador.

En el mismo acto, Aspapel dio a conocer una actualización de la Memoria de Sostenibilidad del sector en la que se recoge la apuesta por la sostenibilidad como modelo de negocio frente a la crisis.

Repasó los datos sobre cultivos de madera para papel en plantaciones, que suponen 3.600 puestos directos y cerca de 11.000 indirectos; y los 49,8 millones de toneladas de carbono equivalente almacenadas en dichas plantaciones.

Asimismo, según la memoria, el 94% de la producción cuenta con Sistemas de Gestión Ambiental y el 100% de las fábricas de celulosa poseen la certificación forestal. Igualmente, más del 60% de los residuos del proceso se valorizan; el 69% del papel que se consume se recicla, y el 100% de lo recogido tiene un nuevo uso.

Con todo ello, las emisiones totales del sector en 2008 han disminuido un 2,1%, gracias al uso del gas natural (74%) y la biomasa (23%). La única nota negativa, reconoció Nespereira, se refiere al consumo de agua, que repuntó un 2,3% por culpa también de la crisis que obligó a las plantas a realizar continuos ajustes de producción con paradas y arranques que impidieron optimizar los procesos.