Los datos confirman un descenso en el nivel de defoliación (caida prematura de las hojas) y la mejoría de las masas boscosas, tras la sequía que afectó a España entre 1990 y 1995. La escases de precipitaciones en ese período dañó seriamente muchos bosques.

El Inventario de Daños Forestales se realiza anualmente siguieno una metodología aprobada y utilizada por la mayoría de los países europeos, cuyo objetivo es conocer los daños que sufren los bosques, fundamentalmente a causa de la contaminación atmosférica. Los análisis se realizan entre julio y septiembre.

El de 1997 el inventario incluyó el estudio de 462 zonas y 11.088 árboles, de los cuales la mitad correspondían a especies coníferas y el resto a frondosas.

Las dos manifestaciones fundamentales que se analizan son la defoliación y la decoloración (pérdid de color de las hojas), aunque en el área mediteránea, la pérdida de hojas tien una valor más indicativo del estado de salud de las masas forestales que la falta de color de las mismas, porque este último factor puede corresponder a las condiciones de la estación del año en que se hace el muestreo.

SEQUIA

En la serie histórica se aprecia que el nivel de defoliación empezó a afectar de forma generalizada a todas las masas a partir de 1990, fundamentalmente a las coníferas. Sin embargo, las frondosasno acusaron tan claramente la falta de hojas, aunque a partir de 1993 su deterior fue mucho más rápido.

En 1995 los árboles alcanzaron los niveles más altos de defoliación, pero al año siguiente comenzó su mejoría, con mayor evidencia en las frondosas. En 1997, ambos grupos presentan un buen estado de salud.

La decoloración mantuvo un comportamiento errático el año pasado, seguramente a causa de las heladas primaverales, aunque algunas especies, como la encina, acusaron menos el frío.

En la ayoría de las comunidades autónomas el estado de conservación de los árboles se mantuvo, e incluso en algunos casos mejoró, como en el litoral mediterráneo, donde el incremento de precipitaciones registrado en los dos úlitmos años motivó una recuperación más clara de las masas boscosas que en otras zonas.

Respecto a los agentes causantes de los daños, la sequía influye en el 30 por ciento de los casos, y en el resto el deterioro es debido a plagas de insectos, hongos y parásitos.

Aunque todavía n ha concluido el proceso de interpretación de datos en toda Europa, las primeras estimaciones indican que el nivel de conservación de los bosques españoles está por encima de la media española, ya que aproximadamente la cuarta parte de los árboles europeos registran daños importantes, por un 14 por ciento de los españoles.