Se lanza a través de la Secretaría General del Tesoro y Financiación Internacional, que será la que aprobará o no su entrada en última instancia, y nace abierto a iniciativas de cualquier rincón del mundo y sin un límite de proyectos a rodar. La intención de organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital es promover convocatorias cada seis meses, de forma que podría abrirse una segunda ventanilla hacia el verano.

En la validación o visto bueno de las candidaturas a proyectos que se presenten participarán el Banco de España, la dirección General de Seguros y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El Tesoro les remitirá los proyectos para su valoración según el tipo de negocio, mercado o servicio que el promotor quiera probar y en función de las competencias de cada organismo supervisor, que dispondrán de un mes, prorrogable en otro más, para emitir una valoración positiva o desfavorable.

Si hay conformidad, el visado final lo expedirá el Tesoro en los 15 días siguientes, momento en el que se abrirá otro plazo de tres meses para que los promotores del proyecto concreten con el supervisor correspondiente un protocolo con las normas y condiciones en las que pondrán a prueba su innovación.

Con este calendario, los primeros ‘pilotos’ pueden echar a andar ya antes del verano con clientes y consumidores reales, pero bajo las normas especiales que se determinen en el protocolo suscrito y que contendrán las debidas medidas de protección para el usuario en función del riesgo que implique, ya que no tendrá los corsés regulatorios habituales. Esta singularidad obliga al promotor a recabar el consentimiento informado de los participantes.

Una vez disponga de todos los visados, los dueños del proyecto podrán empezar a rodar la innovación o desistir de su desarrollo cuando lo juzguen oportuno. La idea es que si se prueba el éxito de su invención en el futuro se puedan lanzar de manera colectiva y a públicos generales.

Para ello, dicha ‘caja de pruebas’ testará los productos y servicios de índole financiera que se presenten y a la propia regulación, ya que permitirá comprobar si para su desarrollo se necesita flexibilizar alguna norma y si su acomodación no altera la protección del consumidor ni la estabilidad financiera.

El ‘sandbox’ ha generado altas expectativas ya que nace abierto a proyectos de todo el mundo y el castellano pude suponer un incentivo para atraer propuestas de Latinoamérica, aunque no sólo, ya que permitirá su presentación también en inglés.

Además la Asociación española de Fintech e Insurtech (Aefi) cree que el 'sandbox' puede generar 5.000 empleos en dos años y atraer 1.000 millones de euros en inversión gracias a que el país ya cuenta con “uno de los mejores ecosistemas fintech del mundo” y con un enorme potencial de desarrollo. En España hay casi 400 fintech ya operativas.