Así se pronunció la jefa de la diplomacia española en la rueda de prensa que ofreció junto con la líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanovskaya, en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.

La ministra apuntó que, “si no hay ningún cambio”, el próximo 1 de enero, primer día tras la conclusión del periodo de transición, Gibraltar será “la frontera externa europea” y, por lo tanto, “habrá un control para pasar por ella”.

Explicó que a los 9.000 españoles que ya se han registrado en el mecanismo puesto en marcha tras el acuerdo de retirada entre la UE y el Reino Unido “se les facilitará su tránsito” por la Verja, pero dejó claro que quienes no tengan esa certificación deberán presentar su pasaporte para su sellado.

A pesar de ello, señaló que todavía se está a tiempo de alcanzar un acuerdo que evite que Gibraltar sea una frontera exterior. “Esta es la filosofía con la que España trabaja”, aclaró.

No obstante, dijo que, si no hay acuerdo el 1 de enero, Gibraltar será la frontera exterior de la UE, “con todas las consecuencias”.

Respecto a la irrupción de la nueva cepa de coronavirus en suelo británico, González Laya recordó las medidas puestas en marcha por el Gobierno, y explicó que el Consejo de Ministros aprobó hoy limitar la entrada de pasajeros aéreos y marítimos procedentes de Reino Unido solo a los residentes en España y en Andorra, restricción que se prolongará entre las 18.00 horas de este martes y el 5 de enero de 2021.

Esto supone que los aviones y barcos que lleguen a España desde Reino Unido tendrán que ser ocupados exclusivamente por españoles, andorranos o residentes en ambos países.

Por último, se refirió a la situación que atraviesan miles de camioneros atrapados en Reino Unido tras la decisión de Francia de cerrar las fronteras con las islas británicas a causa de la aparición de la nueva cepa del coronavirus. Una decisión que es arbitraria, ya que sí permite entrar al país a los conductores franceses.

Lo hizo confirmando que su departamento está en diálogo permanente con las autoridades británicas y francesas para que “puedan volver a España lo antes posibles, en las condiciones más fáciles posibles”.