Así lo pone de manifiesto un estudio realizado por el Instituto Federópticos y la Fundación Visión COI en la estación de esquí de Formigal el pasado mes de febrero.

Los datos analizados alertan sobre los peligros que corren los más de seis millones de visitantes a las estaciones españolas si no utilizan un equipamiento visual adecuado.

Y es que, recuerdan los expertos, en la nieve se refleja hasta el 80% de los rayos ultravioleta (UV) y por este motivo una sobre exposición a la radiación puede producir oftalmia de nieve o queratoconjuntivitis, una inflamación de la córnea y de la conjuntiva, membrana mucosa que cubre lo blanco del ojo y que tapiza el interior de los párpados.

Otro dato que se desprende del trabajo es que un 43% de los esquiadores utilizan gafas en su día a día, si bien casi la mitad de ellos, el 48%, abandona su sistema de corrección ocular en la nieve.

El 35% de los que mantienen su proteción ocular cuando esquían lo hacen con lentes de contacto; el 9%, con gafas de ventisca con suplemento; el 6%, con gafas de sol graduadas, y el 2% restante utiliza una gafa normal

Marisol García, presidenta de la Fundación Visión COI, asegura que los riesgos en la visión "son sumatorios e incluso pueden aparecer años después". A corto plazo, dice, "los esquiadores pueden tener problemas como conjuntivitis por frío o cristales de hielo en el ambiente". Sin un filtro adecuado, advierte la especialista, "uno puede dañarse la retina".

A la vuelta de un día de esquí, el Instituto Federópticos y la Fundación Visión COI aconsejan utilizar una lágrima artificial hidratante para descansar las estructuras de los ojos e hidratarlos.