Su reflexión la realizó durante el acto de toma de posesión de Rodrigo Buenaventura como presidente de la CNMV, en sustitución de Sebastián Albella, y de Montserrat Martínez como vicepresidenta del organismo, tomando a su vez el relevo a Ana María Martínez-Pina.

Calviño, que tuvo palabras de profundo agradecimiento para Albella y Martínez-Pina y de confianza en la gestión acertada de sus sucesores, estimó “imprescindible” impulsar ese proceso de armonización regulatoria e integración “para que logremos la escala necesaria para impulsar esas inversiones y transformadoras de todo el Continente”.

La ministra se mostró asimismo convencida de que el “empuje y experiencia” de la nueva cúpula va a permitir que la CNMV “esté al día de las transformaciones que se están produciendo en el plano tecnológico” y se refuerce “nuestro papel y nuestra voz” para “dar respuesta a todo este proceso de transformación que se está produciendo en los mercados de capitales”.

Según confesó, es un tema que le “obsesiona bastante” porque se está produciendo un cambio “revolucionario a nuestro alrededor” y “todas nuestras instituciones tienen que estar muy alerta y con los ojos muy abiertos y muy dispuestas a adaptar sus procedimientos y sus capacidades de análisis para, ya ni siquiera para regular o para supervisar, sino para entender la trascendencia y las implicaciones de todos estos procesos”.

Del presidente y vicepresidenta entrante subrayó que “son viejos conocidos” de la CNMV, han pasado una parte muy importante de su trayectoria profesional trabajando en la administración y en el mundo financiero, y llegan “con buenas ideas para seguir haciendo que este importante órgano funcione del mejor modo posible y vaya adaptándose a las circunstancias que cambian”.

Calviño les avisó de que se incorporan a sus nuevas responsabilidades en un momento “complejo” donde, además de afrontar las necesidades inmediatas que plantea el impacto de la pandemia, toca “mantener la mirada siempre levantada, las luces largas para tratar de anticipar lo que puede suceder en el medio y el largo plazo”, además “de impulsar el proceso de transformación que tanto necesita nuestro país”.

La vicepresidenta indicó que el “acierto” de sus decisiones “será determinante para garantizar la buena reacción de los mercados ante las cuantiosas inversiones privadas que deberán movilizarse en los próximos años para poner en marcha el proceso de recuperación de nuestro país”. Al respecto detalló que su éxito depende tanto de la aceptación del plan de recuperación, transformación y resiliencia, como de que se identifiquen bien las palancas transformadoras, reformas e inversiones que deben ponerse en marcha, y de una ejecución donde las elevadas inversiones públicas sean capaces de movilizar la suficiente inversión privada.

“Es un reto exigente, pero como conozco vuestra trayectoria y los principios de honestidad, de independencia y vocación pública que os mueven, estoy convencida de que gestionareis la CNMV para que siga sirviendo a sus objetivos”, indicó. Entre esos cometidos citó contar con un mercado de valores “transparente y que funcione correctamente”, impulsar los mercados de capitales para financiar la economía real, “proteger el interés de los inversores, particularmente de los particulares” y lograr una participación activa en los foros internaciones de cara a la integración de los mercados.

Para Sebastián Albella y Ana María Martínez-Pina expresó su “agradecimiento” por su trabajo, destacando el “avance muy sustancial” logrado en el funcionamiento de la CNMV y proyectos como la agilización de los trámites para las empresas en relación con la publicación de folletos o la presentación de cuentas o el refuerzo de los procedimientos de supervisión, algo que juzgó “fundamental para proteger los derechos de los inversores, especialmente los más pequeños”.

Calviño explicó que todo ese trabajo ha “redundado en el reconocimiento internacional de la institución y también, en general, de los mercados de valores y de capitales y españoles” y elogió el apoyo también para la puesta en marcha de la autoridad macroprudencial Amcesfi, que “ha sido providencial” para evitar que la crisis sanitaria y económica tuviese un efecto “indeseado desde el punto de vista de la estabilidad del sistema financiero”.