Así lo indicó en un foro virtual sobre esa futura normativa, en la que se comprometió a “estar pendiente” de todas las claves que se reciban a través de esas herramientas de sondeo y a “recoger todas las miradas sobre la FP” e “integrar todos los matices” para dar lugar a “un nuevo sistema” que perdure “las próximas décadas”.

Esta reforma, añadió, responde a la “necesidad apremiante de cualificación y recualificación” de la población española, tanto de jóvenes como de adultos. La ministra insistió en la necesidad de “un modelo estructural de FP que resuelva algunos de los retos estructurales que lastran el bienestar individual y colectivo”, entre los que citó la acreditación de competencias profesionales “con independencia de cómo las hayan adquirido”. En este punto, Celaá recordó que casi 11 millones de personas no tienen acreditadas formalmente sus competencias profesionales.

Otro reto es “contar con una población cualificada de acuerdo a las necesidades del mercado, para que cualquier persona pueda ser empleable y las empresas puedan disponer de los trabajadores que precisan para ser competitivas”.

La ministra aseguró que en los próximos años sólo dos de cada 10 puestos requerirán baja cualificación, por lo que España debe apostar por la formación permanente a lo largo de la vida. En ese contexto, comparó que mientras en España los trabajadores reciben una media de 17 horas de formación al año, en Alemania son 50 y en las empresas líderes llegan las 80 horas anuales.