Al inaugurar el Aula de Liderazgo IADG-UFV, programa impartido por el Instituto Atlántico de Gobierno y la Escuela de Postgrado y Formación Permanente de la Universidad Francisco de Vitoria, Aznar recordó que Otegi fue un “un terrorista ejerciente” y el “secuestrador de nuestro amigo el embajador Javier Rupérez”, como también “fue miembro del comando que disparó intentando secuestrar a un ponente constitucional como Gabriel Cisneros”.

“Ese”, dijo en un par de ocasiones Aznar refiriéndose a Otegi, “forma parte de una coalición de Gobierno” y “ha dicho hoy que el voto a los Presupuestos es un voto muy importante porque garantiza mucho más el camino hacia la independencia”. “Lo que hay que procurar es que eso no suceda, que estas cosas no pasen”, sentenció el expresidente del Gobierno.

Pero “eso depende mucho de las voluntades políticas y de los liderazgos políticos y, por tanto, de construir opciones estables, en el centro de la sociedad y que puedan garantizar que la convivencia se hace y se ejercita razonablemente”, prosiguió Aznar, para quien este posicionamiento es “muy importante y muy necesario más en estos momentos”.

Durante su charla, Aznar criticó que “hoy vemos a muchos líderes políticos entre comillas que están inventando la rueda todos los días”, como si estuvieran “descubriendo el Mediterráneo” cada vez, y que “piensan que lo políticamente inteligente o interesante es partir de cero todos los días como si nada se hubiera hecho o construido”.

Según su análisis, “en este mundo faltan líderes liberales que sean capaces de mantener con coherencia sus posiciones”, lo que “evidentemente es un problema”. Aznar se refirió al papel que juegan los liberales “en este mundo en el cual se tiene que pedir perdón por todo y si no pides perdón por todo no eres políticamente correcto”.

“Los que no estamos dispuestos a pedir perdón no somos políticamente correctos y lo tenemos que asumir”, señaló a continuación. A su juicio, los liberales tienen la función fundamental de “no intentar agradar a los demás, sino de defender claramente su concepto de una sociedad libre y abierta”.

También dijo que los gobernantes han de ser “lo suficientemente humildes” y estimó que “una buena postura y una buena aproximación a eso es que los liberales no intentamos cambiar el mundo cada cuatro años”. Su función, señaló, es “decir cómo puedo mejorar el mundo durante cuatro años” de mandato en un país.

Por último, indicó que “cuando no hay causas comunes o no se sabe cuál es el proyecto de nación o qué es lo que se quiere todo se concentra en un puro ejercicio de poder”. “Al final cada grupo social dice ‘aquí sálvese quien pueda’ y, por tanto, los que están más instalados y más colocados se salvan a costa de los demás”. “Es profundamente injusto y evitar eso es una política profundamente liberal”, remachó.