Covid-19
Profesoras universitarias creen que la población tiene "más recursos psicológicos" ante otro confinamiento
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Las profesoras de Psicología de la Universitat Abat Oliba CEU, Laura Amado, Marina Fernández y Marta Oporto coinciden en que la experiencia del primer confinamiento ha permitido a la población potenciar la tolerancia a la incertidumbre, el reconocimiento de sentimientos o la inhibición de pensamientos negativos. Sostienen que, pese a la fatiga, la ciudadanía cuenta con más recursos psicológicos que en marzo para afrontar un confinamiento.
Sin embargo, apuntan que las personas que vivieron un trauma "no han tenido tiempo evolutivo para poder afrontarlo" e inciden en la situación de fragilidad de aquellos que pasan por dificultades económicas: "La pobreza conlleva estrés crónico y, a largo plazo, es de las peores cosas que le pueden pasar a nuestro organismo".
Las expertas aseguran que hay personas que arrastran un grado de fatiga superior al convencional. Sería el caso de ciertos profesionales, como "los sanitarios, los del mundo educativo y, en general, los que prestan servicios a la comunidad", enumera Laura Amado. Por el cansancio que acumulan, la segunda ola ha llegado demasiado pronto para ellos.
También llega prematuramente para las personas que han vivido un trauma (experiencia de especial gravedad) relacionado con la crisis del coronavirus. "Evolutivamente, no habrán tenido tiempo para afrontarlo", advierte Amado. Y es que, "la situación todavía no ha vuelto a la naturalidad que permite a la persona volver a sus apoyos sociales, familiares, de ocio o de trabajo", añade Marina Fernández.
Para que la normal inquietud por un segundo confinamiento no se traduzca en una angustia excesiva, Marta Oporto recomienda, en primer lugar, "identificar la fuente de esa angustia". Una vez localizada, "verbalizarla, compartirla con alguien que te escuche".
También es bueno realizar un ejercicio de introspección para detectar "cuándo estamos anticipando cosas que no están sucediendo y que escapan a nuestro control" y qué aspectos sí que están dentro de nuestro radio de acción. Y, por supuesto, añade Marina Fernández, "buscar ayuda cuando una angustia interfiera en un área vital".
Como recomendación, estas tres psicólogas sanitarias creen que se debe evitar la tendencia buscar culpables. "Ante la tentación de proyectar la culpa, tenemos que entender que esto no es culpa de nadie". Cuando Marina Fernández hace esta observación, incluye descartar la autoinculpación: "Las dificultades familiares, sociales o laborales debidas al coronavirus no son culpa nuestra".
En esta línea, Oporto pone el acento en la carga negativa de la imputación de culpabilidades. "Es algo que puede producir que una sintomatología clínica se exacerbe. A partir de la culpa no se construye".
POLÍTICA
La diana recurrente en esta descarga de culpabilidades ha sido la política. "Todos nos hemos visto alguna vez canalizando el enfado hacia la política", reconoce Laura Amado.
El 'quid' de la cuestión de la comunicación pública en esta materia es precisamente éste: dar con un mensaje que active el compromiso cívico. A juicio de estas tres psicólogas sanitarias, no siempre se ha acertado. En muchos casos "ha faltado gestión emocional", aprecia Fernández. Para Oporto, ha sido frecuente la adopción de una posición de tutelaje del ciudadano. "Este tipo de mensajes invalida. Nos incapacita para activar recursos personales al no estimular la responsabilidad individual".
Hay que quedarse “con toda la gente profesional que desde sus ámbitos está luchando". "Si todo el mundo, desde su rol, hace lo que esté en su mano, la sociedad construirá”, argumenta Fernández.
(SERVIMEDIA)
04 Nov 2020
AHP/mjg