Ello se debe a una nueva campaña de la Dirección General de Tráfico (DGT). Las furgonetas estuvieron implicadas el año pasado en 10.974 accidentes con víctimas, en los que fallecieron 209 personas, 80 de las cuales viajaban en ese tipo de vehículos y 129 en otros o eran peatones.

Además, las matriculaciones de furgonetas se han más que duplicado en los últimos ocho años, en parte al crecimiento del comercio electrónico. En 2012 se matricularon 54.700 y en 2019 fueron 124.023, hasta alcanzar un parque de 2,5 millones de vehículos de ese tipo, una cifra sólo inferior a la de coches y motos.

Los agentes controlarán la velocidad, la documentación del vehículo y del conductor, la carga transportada, si los conductores están borrachos y/o drogados o si se ha pasado la correspondiente Inspección Técnica de Vehículos (ITV), cuestiones todas ellas relacionadas con la seguridad vial.

La DGT pone en marcha esa campaña porque las furgonetas son frecuentemente utilizadas para transporte rápido de mercancías y de uso laboral y porque estuvieron implicadas el año pasado en 10.844 accidentes con víctimas, en los que murieron 234 personas (81 de ellas eran ocupantes y 153, ocupantes de otros vehículos o peatones).

"La conducción distraída es el primer factor concurrente en los accidentes con víctimas en los que está implicada una furgoneta, que uno de cada cuatro ocupantes fallecidos de estos vehículos en vías interurbanas no utilizaban el cinturón de seguridad en el momento del accidente o que en el 10% de las furgonetas implicadas en los accidentes mortales en vías interurbanas tenían la inspección técnica caducada", apuntó este lunes el director del Observatorio de Seguridad Vial de la DGT, Álvaro Gómez, en una carretera madrileña durante la presentación de la campaña.

SINGULARIDADES

Según la DGT, conducir una furgoneta no es lo mismo que hacerlo con un automóvil, aunque para ambos se necesite el mismo permiso. Las furgonetas presentan unas características dinámicas y de utilización distintas a otros vehículos que las hace diferentes, no sólo en lo que a conducción se refiere, sino también a la accidentalidad.

Además, las grandes dimensiones de este tipo de vehículos hacen que el campo de visión se reduzca notablemente, sobre todo en lo que respecta en la visión trasera y ángulos muertos.

Y la normativa aplicable a los vehículos pesados de transporte de mercancías no es la misma que la de los vehículos ligeros, como las furgonetas, que no llevan tacógrafos ni limitadores de velocidad, por lo que sus conductores pueden circular muchas más horas sin posibilidad de que los agentes lo puedan verificar.

Las furgonetas tienen unos límites de velocidad diferente a la de los turismos, su uso laboral como transporte de mercancías puede producir distracciones durante la conducción y la altura es mayor que la de los coches, lo que hace que el centro de gravedad sea más alto y genera una mayor inestabilidad y sensibilidad a los vientos laterales.

El peso de las furgonetas duplica o triplica el de los automóviles y el reparto de la carga es muy importante para que el vehículo responda correctamente ante el frenado y trazados de curvas. Y los neumáticos suelen presentar más defectos por su mayor uso profesional.