En la sesión de control al Gobierno en el Senado, la parlamentaria del PP María Salóm preguntó a Iglesias si cree que se están cumpliendo los objetivos de la Agenda 2030, de la que es el máximo responsable. “Sí, para nosotros la Agenda 2030 es una política de Estado, a diferencia de cuando gobernaban ustedes, que ignoraron los compromisos adquiridos por España en la Asamblea General de Naciones Unidas”, respondió Iglesias.

La senadora le acusó de incumplir el punto 5 de esa Agenda, la igualdad de género, al haber decidido “lo que era mejor para una mujer” sin tener en cuenta lo que ella diga, en referencia al llamado ‘caso Dina’, y de responder de forma “campanuda” cuando se le preguntaba por ello asegurando que no se le acusaba de ningún delito.

Pues bien, le dijo, "hoy su partido está imputado y un juez de la Audiencia Nacional le acusa de tres delitos y pide que le juzgue el Tribunal Supremo, añadiendo una agravante de género".

Salóm llamó “machista” a Iglesias y le acusó, además, de ser “incoherente”, por haber pedido la eliminación de los aforamientos considerándolos un privilegio, algo decimonónico o propio “de la casta”, pero preservando ahora su aforamiento porque si no “estaría imputado”.

Pidió por ello a Iglesias que diga si habla como “el de Vallecas o el de Galapagar”, porque “se ha convertido en lo que criticaba”. Si sabe lo que va a decidir el Tribunal Supremo, añadió, es porque quizá tiene información privilegiada o porque el presidente del Gobierno le ha dicho “Pablo, tranquilo, que yo te lo arreglo”.

La senadora acusó a Iglesias de estar “invadiendo todo el poder del Estado para beneficiarse”, y de estar “empobreciendo a España” con el beneplácito del PSOE y de su secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

"ME ACUSAN DE SER DEL PP"

Iglesias respondió que para saber lo que va a decidir el Tribunal Supremo basta con leer la “contundencia” con la que se han expresado la Audiencia Nacional y la Fiscalía Anticorrupción, y se mostró convencido de que esa acusación tendrá el mismo recorrido que todas las formuladas hasta ahora contra su partido.

Subrayó, en ese sentido, que su partido y él han sido acusados de tener cuentas en paraísos fiscales, de financiación ilegal, de delitos en obras de su sede, de destrozar dispositivos informáticos, y de machismo. “Me están acusando de ser un dirigente del PP”, sentenció, y “no soy perfecto”, pero “no resulta verosímil hacer creer que soy dirigente del PP”.

Iglesias se declaró “culpable” de querer subir impuestos a los que más tienen, de defender una mayor intervención del Estado en la economía, de tener una banca y más empresas públicas, y de querer “una república para mi patria”, pero no de lo que le acusa el PP.

Concluyó dirigiéndose al PP con un refrán “enormemente cruel” pero que a los dirigentes de ese partido “les viene al pelo”. “Cree el ladrón que son todos de su condición”.