Los nombramientos se han acordado por una mayoría raramente vista en las votaciones del Consejo que ha estado presionado por el Gobierno para aplazar los nombramientos hasta después de su renovación. Frente a eso, los vocales progresistas han llegado a la conclusión de que estos nombramientos son esenciales para garantizar el funcionamiento del Tribunal Supremo y han sido capaces de alcanzar acuerdos con la mayoría conservadora.

Los elegidos son tres magistrados conservadores y otros tres progresistas. Los magistrados Ángel Hurtado, Javier Hernández y Leopoldo Puente salieron avalados por 19 votos de 21, una proporción de apoyos poco frecuente en las votaciones del Consejo. Los vocales Álvaro Cuesta y Concepción Sáez votaron en blanco.

Hurtado, de perfil conservador, fue el ponente de la sentencia Gürtel y pese a ello formuló un voto particular contra la sentencia en la que el PP resultó condenado. Ahora, asume el puesto de magistrado de la Sala de los Penal del Tribunal Supremo.

Javier Hernández es integrante de Juezas y Jueces para la Democracia, y ocupará plaza en la Sala de lo Penal, tras abandonar su puesto en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Por su parte, Segura, considerado un moderado, llega al TS desde el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Además, César Tolosa, un magistrado conservador miembro de la Asociación Profesional de la Magistratura, ha resultado nombrado presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Alto Tribunal y la magistrada María Luisa Segoviano se convierte en la primera mujer de la historia en hacerse con la presidencia de una Sala del Supremo, en concreto de la Sala de lo Social. Finalmente, Jacobo Barja de Quiroga presidirá la Sala de lo Militar.