Actualmente, más del ochenta por ciento de los chavales extutelados se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social, no tienen trabajo ni reciben ayudas o prestaciones. Al cumplir la mayoría de edad, pierden la plaza de las residencias de menores -la mayoría está en estos centros- o tienen que abandonar las familias de acogida.

“Antes tenías un apoyo, un respaldo. Ahora no hay nada por debajo de ti, ningún suelo ni ninguna base”, explicó Sheila, una joven extutelada de 20 años que vive en Salamanca, donde está terminando un grado medio en Enfermería. Su único apoyo es Cruz Roja, que le ayudó a conseguir un piso compartido de emancipación y le incluyó en sus programas.

Según el informe ‘Personas Jóvenes en extutela y riesgo de exclusión social’, presentado este jueves por la ONG, el 55% de estos chavales se encuentra completamente solo al cumplir los 18 años, hasta el punto de que uno de cada diez se ve obligado a vivir en la calle.

En España, la edad media de emancipación de los jóvenes supera los 29 años. Ellos, en cambio, lo hacen once años antes, con 18 y con su proyecto de vida aún a medias; en muchas ocasiones, sin haber siquiera finalizado los estudios. “Todos los caminos que emprendemos los hacemos solos”, aseguró Sheila.

El 31% de los extutelados con los que trabaja Cruz Roja son españoles, mientras que la mayoría -el 66%- proceden de países de fuera de la Unión Europea. Lo que más preocupa a la ONG es el caso de los menores que han vivido experiencias traumáticas y que aún no las han superado.

Thierno Mamadou tiene 19 años, nació en Guinea Conakry y, tras abandonar a su familia y un turbulento viaje en patera, llegó a España desde Marruecos. Tras tres días en el mar, vio cómo arrojaban los cuerpos de compañeros que no sobrevivieron al viaje. Ahora está terminando su formación como cocinero.

En contra de lo que muchos piensan, sólo un 10% de los menores extutelados ha tenido problemas con la Justicia, según el informe. Y es que la situación de estos jóvenes “es una realidad muy compleja de la que hay mucha desinformación”, lamentó el coordinador general de Cruz Roja, Toni Bruel.

SIN INGRESO MÍNIMO VITAL

“La situación de las personas jóvenes que están o han estado bajo el Sistema de Protección a la Infancia y de aquellas que no llegaron a estarlo, pero que crecieron y se hicieron mayores de edad en contextos de grave riesgo de vulnerabilidad, constituyen un foco prioritario”, explicó la ONG.

Cuando estos chavales extutelados cumplen la mayoría de edad, el 56% no ha terminado de estudiar, mientras que en el caso de los extranjeros, más de la mitad no tienen estudios homologados en España. Además, sus competencias digitales son escasas, algo que les dificulta mucho la búsqueda de empleo.

Además, su acceso a subsidios es muy limitado. De hecho, la medida estrella del Gobierno para reducir la pobreza en España, el Ingreso Mínimo Vital, no es posible para ellos porque hasta los 23 años no pueden solicitarlo y en muchos casos carecen de un domicilio, cuando esta ayuda se otorga por hogar. Tampoco se pueden acoger quienes están en situación irregular.

Además, desde Cruz Roja señalaron que la pérdida del empleo, la falta de protección social, las dificultades para el acceso a la vivienda o los problemas derivados de su situación administrativa se han visto incrementados por la irrupción de la pandemia.

Por el momento, las escasas ayudas que reciben se limitan a las de ONG como Cruz Roja, que les ofrece alimentación, vestuario, medicación o kits higiénicos, dispositivos electrónicos, tarjetas SIM para el acceso a internet e, incluso prestaciones económicas puntuales para el pago de alquileres.