Violencia de género
La canción más escuchada del verano habla de sexo, drogas y conducción irregular
- ‘La Jeepeta’ acumula 30 millones de reproducciones en Spotify y 37 millones en YouTube

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La canción más escuchada del verano por los usuarios de Spotify en España, 'La Jeepeta', habla de sexo, drogas y conducción irregular y se ha convertido en todo un éxito musical con más de 30 millones de reproducciones en esta plataforma y alrededor de 37 millones en YouTube.
El tema de reggaetón de Nio García, Anuel AA y Myke Towers con Brray y Juanka ya se encuentra en la lista de ‘Éxitos España’ de Spotify. Pero su letra llega a tener referencias no sólo a la conducción irregular y a las drogas, sino que perpetua ciertos estereotipos en las mujeres que preocupan a colectivos feministas y psicólogos.
Este es el caso de Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas. Cuando escuchó “Conmigo una rubia, tiene grande las teta'; Quiere que se lo meta” como parte del estribillo de la canción solo pudo calificar la letra de “lamentable” y “triste”. A su juicio, este tipo de canciones acaban con el trabajo que día a día llevan a cabo muchas personas para conseguir una sociedad más igualitaria y libre de prejuicios y estereotipos.
“Algo así no es inocente”, asegura Besteiro, y añade que es una canción en la que “se denigra a las mujeres, se las cosifica”. En su opinión, se debe tomar conciencia de que no solamente educan los padres y la escuela, sino también otros factores como los videojuegos, los cuentos y, en este caso, las canciones.
En ‘La Jeepeta’ se pueden encontrar partes de la canción como esta: ‘Con una demonia que se baja a la roca; Donde sea me lo saca y se lo coloca’. Basteiro insiste en que la canción ataca la dignidad de las mujeres y las trata como “un mero objeto sexual”, además de que “perpetúa el machismo y la cosificación de las mujeres”.
Por su parte, Guillermo Fouce, doctor en Psicología y presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras, cuenta que la música influye mucho en la sociedad y su conducta, pero lo hace de manera indirecta. Llega a través de las emociones, del ritmo e influyen las palabras “aunque en canciones como esta procesemos muy poco el sentido de lo que se está escuchando”. Sin embargo, canciones así tienen éxito porque “se hacen virales y, como es la moda o lo más escuchado, se repite”.
La memorización de la letra influye además “en la normalización de que se valore a una mujer en función de sus pechos, que entendamos que es normal poner un coche a 200km/h o que entendamos que es normal emborrachar a alguien para tener sexo”, apunta.
Y es que la música, en palabras de Fouce, “está infravalorada en la influencia menos por aquellos que venden cosas”. Todos los anuncios o las campañas políticas, por ejemplo, van acompañadas de música porque “genera cultura, genera emociones, genera valores”, pero lo hace sin que nos demos cuenta. “Yo te puedo intentar influir de manera directa y es difícil que lo consiga salvo que estés medianamente de acuerdo conmigo”, señala, porque se va a activar la racionalidad, los propios valores, filtros. “Va a ser más difícil que te convenza que si algo te llega por los ojos o la música”.
Como psicólogo social, ha investigado sobre música y valores en los jóvenes. Además, desde la Fundación Psicología Sin Fronteras ha impulsado programas como el de ‘Educar en otra onda’ que pretende utilizar la música como instrumento para trabajar valores contra el sexismo y contra el consumo de drogas, entre otras cuestiones.
En este sentido, comenta que han trabajado con canciones de Calle 13, por ejemplo, que tiene canciones del mismo género musical que ‘La Jeepeta’, pero “hacen pensar de otra manera”, aunque matiza que es más difícil encontrar determinadas canciones en otro tipo de géneros musicales.
“Cualquiera puede tener valores muy asentados de feminismo o antidrogas y estar cantando una canción que en ese momento está hablando del consumo de drogas o denigrando a la mujer”, asegura Guillermo. “No se dan demasiada cuenta. Queda como un poso cultural que refleja lo que está pasando”.
En esto mismo coincide Yolanda, que advierte que con este tipo de canciones, sin darnos cuenta, vamos asumiendo una forma de ser y de estar en el mundo que “no es para nada igualitaria” porque considera a las mujeres “como un mero objeto de usar y tirar”.
Si bien, esto no es algo que se esté dando ahora. Bajo el título ‘Ni pobre diabla, ni candy: Violencia de género del reggaetón’, estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile analizaron las letras de un total de 70 canciones de reggaetón entre el año 2000 y 2017. Los resultados reflejaron que, en este período, el 84,3% de las canciones aludían a la violencia de género y ponen de ejemplo la canción ‘Cuatro Babys’ de Maluma, cuya máxima popularidad se alcanzó en 2016 y concentraba al menos 44 menciones de violencia.
El estudio señala que la violencia de género o las referencias denigrantes hacia las mujeres en el reggaetón no parece disminuir a lo largo del tiempo, sobre todo en lo que se refiere a la violencia simbólica y psicológica.
Esto es algo que se puede observar en otra de las letras más esuchadas este verano por los usuarios de Spotify, como es la de ‘Caramelo’, de Ozuna, donde se llega a decir “Dale ven ven mátame; Me dice dale baby maltrátame”. Unas letras que cuentan con más de 26 millones de reproducciones.
Según Besteiro, si se dañase a otro colectivo, “en seguida nos escandalizaríamos, pero este tipo de letras que atacan a la dignidad de las mujeres se escuchan sin apenas darse cuenta del trasfondo y lo que implican”. Por ello, aunque desde la Federación denuncian las canciones o anuncios que denigran a las mujeres, asegura que quizás sea el momento de hacer una llamada de atención a este tipo de canciones para que, al menos, el consumidor sepa qué dicen y cómo pueden dañar.
Para Fouce, que ‘La Jeepeta’ sea la canción más escuchada “nos remite a un mundo cultural que llevamos mucho tiempo intentando transformar y reflexionar sobre él”. A su juicio, estas letras en parte reflejan la sociedad y en parte pueden llegar a transformarla. Por eso, apunta que “si están pasando, debemos ser conscientes e intervenir. La música es una forma de conocer la realidad. No sirve de nada negarlo”.
(SERVIMEDIA)
30 Ago 2020
IAR/pai