Así lo defendió durante su comparecencia en la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Congreso de los Diputados, en la que aseguró que “la magnitud del reto es tan relevante” que, para hacer frente al gran aumento del déficit público y la deuda, será necesario revisar “tanto el gasto público, eliminando gastos superfluos e ineficiencias, como modificar el ámbito impositivo”.

Sobre este último, el gobernador apuntó que “no debemos pensar que con cambios mínimos o figuras impositivas nuevas vamos a ser capaces de afrontar el reto” y añadiendo que “es evidente cuáles son las figuras que tienen capacidad recaudatoria, que son cuatro”, por lo que destacó la importancia de combinar la eficiencia tanto en el gasto como en los ingresos.

Además, Hernández de Cos advirtió de que en los últimos cinco años “hemos perdido una oportunidad de reducción del déficit estructural, que no sólo no se ha reducido, sino que ha aumentado ligeramente cuando el crecimiento era boyante”. “Es una lección que hay que aprender, no nos puede volver a ocurrir”, declaró.

Asimismo, ante la necesidad de llevar a cabo un proceso de consolidación presupuestaria, resaltó que “la política fiscal tiene que estar en la primera línea de defensa” y apuntó la necesidad de dicha consolidación para “ganar credibilidad” ante los ciudadanos y los mercados a través de un programa de reformas estructural prolongadas en el tiempo”.

En este sentido, consideró “fundamental” un “consenso” entre las fuerzas políticas, ya que “el reto que tenemos es de muchos años, una vez la pandemia finalice” y que será imprescindible un acuerdo para que el programa de reformas se lleve a cabo pese a que pueda haber alternancia en los gobiernos que elijan los ciudadanos.

EUROPA

Por otro lado, reiteró que, hasta el momento, la respuesta de la Unión Europea a la crisis del coronavirus ha sido “insuficiente” ante “la magnitud del problema” y que “actuar de una forma más contundente de lo hecho hasta ahora reforzaría el proyecto europeo”. En esta línea, agregó que una respuesta más contundente “es mejor para todos, no sólo para los países del sur”.

Así, recordó que la zona euro aún no tiene un mecanismo de estabilización común que “sería particularmente útil”, pero aseguró que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), aunque sea una línea de financiación reducida, de tan sólo el 2% del PIB de cada país, “es una línea que está ahí” y que se beneficia de tipos de interés más bajos que los del mercado, por lo que “trataría de no dramatizar la posibilidad de acudir a esta línea” y recomienda “sacarlo del debate político”.