Lo hizo a pregunta de los periodistas en la rueda de prensa en la que presentó junto al ministro de Sanidad, Salvador Illa, la orden que permitirá a los menores de 14 años salir a la calle una hora al día con un adulto a pesar del estado de alarma. En concreto, se le preguntó si le parecía correcto que numerosos miembros de Unidas Podemos, entre ellos él mismo, cuestionaran en mayor o menor grado la sentencia en mensajes de Twitter.

El vicepresidente repitió las ideas básicas de su tuit de ayer, con excepción de la “enorme sensación de injusticia” que dijo tener ante la sentencia. Admitió, así, que “las decisiones judiciales hay que acatarlas” y recordó que se pueden recurrir. En este sentido, quiso decir que está “completamente convencido de que el Tribunal Supremo va a dar la razón a Isabel Serra”.

A partir de ahí, Iglesias pasó a puntualizar que “el estado de alarma no prohíbe que la gente pueda criticar, aunque lógicamente tenga que acatar, una sentencia judicial que no le gusta. Y aun así yo evité hacerlo, por prudencia”, aseguró.

“Me limité a trasladar algo que piensa mucha gente en la sociedad. Yo no dije lo que pienso de la sentencia”, aseguró. “Dije que hay mucha gente en este país que piensa que no siempre la justicia es igual para todos y que muchas veces los corruptos se han ido desgraciadamente de rositas. Eso lo piensa mucha gente. “Yo me limité a trasladar eso que piensa la gente y me abstuve de decir nada distinto a que hubiera que acatar la sentencia y que la sentencia tiene que ser recurrida”,

“Pero le recuerdo que en democracia no está prohibido criticar las sentencias. Quien quiera poner una mordaza a los españoles y decirles que no pueden criticar una sentencia si les paree que no se ajusta a derecho que no responda a criterios de justicia, creo que piensa que vive en un estado autoritario”, sentenció.

El tuit de Iglesias tras la condena a 19 meses de cárcel a Serra, en los que tendrá que ser inhabilitada como diputada autonómica aunque no ingrese en prisión si el Supremo no rectifica la decisión del TSJ madrileño, fue literalmente: “Las sentencias se acatan (y en este caso se recurren) pero me invade una enorme sensación de injusticia. En España mucha gente siente que corruptos muy poderosos quedan impunes gracias a sus privilegios y contactos, mientras se condena a quien protestó por un desahucio vergonzoso".