Por ello, instó al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a explicar hoy en el Congreso de los Diputados por qué no se acelera este proceso.

La organización ha recavado testimonios de personas en el CETI de Melilla que narran cómo es imposible mantener la distancia de al menos un metro de protección, denunciando además que no hay acceso a guantes y mascarillas con los que protegerse.

"A veces tardamos hasta dos horas esperando en el pasillo para poder entrar en el comedor, que está llenísimo y donde es imposible mantener la distancia", contó a Amnistía una solicitante de asilo tunecina.

Según Esteban Beltrán, director de Amnistía España, “zonas comunes, como puede ser un comedor por el que pasan más de 1.600 personas cada día, son un foco peligroso donde los riesgos de contraer esta enfermedad se multiplican". "Las autoridades españolas no pueden olvidarse de que las personas migrantes y solicitantes de asilo tienen el mismo derecho que el resto de residentes en España a que se garantice su acceso a la salud”, destacó. Por ello, exigió acelerar los traslados a la Península, sobre todo desde el CETI de Melilla.

También denunció que a pesar de que se han iniciado algunos traslados, no son suficientes para descongestionar un centro que se encuentra ocupado por el doble de personas de su capacidad.

Por otro lado, Amnistía advirtió de "la doble amenaza" que el hacinamiento supone para los migrantes "más vulnerables". Las víctimas de trata o de violencia de género o las personas Lgtbi, entre otras, afrontan más riesgos por este motivo.

Además, la masificación incrementa "los problemas relacionados" con la seguridad, como robos de pertenencias.

Finalmente, Amnistía señaló "el drama de muchas familias separadas", que llevan meses sin poder reunirse porque las pruebas de ADN se han interumpido.