“Todos hemos cometido errores”, señaló Reyero, quien dijo que “no me oirán palabras culpando a otras administraciones". "Estoy seguro que todo el mundo ha hecho lo que creía que debía hacer”, comentó.

A su juicio, “lo que toca ahora es identificar claramente el enemigo a batir, que no es otro que el Covid-19”. Así, consideró que “deberíamos preocuparnos exclusivamente por resolver esta crisis y proteger a nuestros ciudadanos”.

También se refirió al efecto del Covid-19 sobre las personas mayores y especialmente sobre las que viven en residencias, destacando que “ha sido devastador”.

Tras aclarar que las residencias están “para cuidar no para curar”, cifró en 135 los centros residenciales que no cuentan con médico y dijo que 106 tienen un facultativo, pero sólo acude por la mañana.

Asimismo, indicó que la escasez de equipos de protección individual (mascarillas, batas, etc.), “ha sido una tragedia”.

“A pesar de las medidas de contención aplicadas (prohibición de las visitas de los familiares, establecimiento de medidas de higiene excepcionales, aislamiento de residentes en función de los síntomas, etc.), en muchos casos no se han podido parar los contagios”.

Además, se refirió a la falta de tests de detección del Covid-19, “que nos permitieran cribar las soluciones a poner en marcha, mediante el diagnóstico correcto de usuarios y trabajadores”. “Para tomar decisiones correctas, era imprescindible contar con pruebas. Y no hemos contado con ellas en un número aceptable, hasta hace muy poco”, consideró.

LA LETALIDAD SE DISPARA ENTRE MAYORES

Tras exponer que la letalidad del Covid-19 en España se dispara entre los 69 y los 80 años, siendo las personas mayores uno de los grupos más vulnerables, dijo que “a las circunstancias personales de cada residente, se añade la dificultad de aislar a los mayores a cal y canto en sus residencias (como así está ocurriendo con los mayores que viven en sus domicilios), ya que necesitan la continuidad en sus cuidados diarios”.

Además, manifestó que los trabajadores que les atienden, salen y entran al cumplir sus turnos y apuntó el hecho de “que sean los propios cuidadores los que contagien a los residentes es algo más que una posibilidad”.

“A veces me preguntan si hubiera tomado alguna medida antes. Mi respuesta es afirmativa, sin ninguna duda”, indicó Reyero, quien añadió que “también es verdad que, si lo hubiéramos hecho, con toda probabilidad habríamos encontrado una enorme resistencia”. Por último, consideró necesario debatir sobre el modelo residencial, para pasar de ser sólo social a sociosanitario.