Según ha explicado el secretario general de Cáritas Internationalis, Aloysius John, cada una de las 165 Cáritas nacionales ha implementado proyectos y medidas para apoyar a las poblaciones afectadas por la pandemia y para prevenir la propagación del virus en los países donde la situación es todavía incipiente.

En un comunicado, la organización explicó que aunque en muchos países el personal de Cáritas está tomando precauciones para evitar la transmisión del virus y acatar las medidas de aislamiento y prevención impuestas por sus respectivos gobiernos, "el trabajo de ayuda humanitaria no se ha detenido en ningún caso y está logrando llegar, incluso con una cierta dosis de creatividad, a las personas más vulnerables a las que esta crisis está agravando su situación de gran precariedad".

Por ejemplo, son numerosos los países, como Armenia, Uganda y Ucrania, donde Cáritas ha activado los servicios telefónicos de atención y asistencia psicológica.

"En Venezuela, donde la propagación del virus está agravando una situación económica ya desastrosa, la respuesta al coronavirus supone un reto añadido a los voluntarios y el personal local de Cáritas", explica el comunicado.

Cáritas Bangladesh, por su parte, alerta del riesgo que la extensión de la pandemia está suponiendo, especialmente, para los 4,4 millones de trabajadores de los talleres textiles, que se ven abocados a una grave vulnerabilidad al anularse pedidos de trabajo por el parón internacional del comercio.

El otro foco de preocupación de Cáritas local está en los campos de refugiados 'rohingyas' en Cox´s Bazar, donde, debido a las instrucciones de las autoridades para contender la expansión de la pandemia, se han suspendido todas las actividades, excepto los servicios de emergencia humanitaria, que la ONG católica sigue desarrollando dentro de los campos.